En la
oscuridad de la madrugada del martes, la tranquilidad de la AP-4, cerca de Sevilla, se vio
brutalmente interrumpida por el horrible accidente que
se cobró la vida de seis personas, incluidos dos agentes de la Guardia Civil. El protagonista involuntario de esta tragedia es un camionero de 59 años, quien
afirma no haber advertido la presencia de un control de drogas dispuesto por la Benemérita en el kilómetro 24 de esta autopista.
La
subdelegación del Gobierno, sin embargo, contradice la versión del conductor, asegurando que el control era
"perfectamente visible" al menos desde un kilómetro antes, despejando dudas sobre la adecuada señalización del operativo. Pese a ello, el camionero, que
resultó negativo en las pruebas de alcohol y drogas,
está actualmente en prisión, afrontando
acusaciones serias por seis delitos de homicidio por imprudencia y tres delitos de lesiones graves.
Los detalles del accidente son escalofriantes: alrededor de las 4:40 horas, el camión, que circulaba a una velocidad conforme a la ley de 90 kilómetros por hora,
impactó sin previo frenado contra los vehículos detenidos en el control, arrasando con todo a su paso. Este
movimiento brusco y fatal, según Francisco Toscano, subdelegado del Gobierno en Sevilla, podría deberse a una
"distracción" o quizás un "destello", aunque las causas exactas aún están bajo investigación.
La violencia del impacto
destruyó varios vehículos y arrastró a otros tantos metros del lugar,
terminando instantáneamente con la vida de cuatro civiles y dos guardias civiles. Entre los fallecidos se encuentran
Eneko y Juan Jesús, miembros del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil, quienes se suman a la lista de agentes del GAR que han perdido la vida en acto de servicio.