El Covirán Granada se ganó ante el Casademont Zaragoza el derecho a soñar para lograr el milagro de conseguir la permanencia, en un partido en el que primaron más los errores que los aciertos por parte de ambos conjuntos y que se decantó a favor de los nazaríes por su mayor intensidad sobre la pista.
Rodrigo San Miguel buscaba inaugurar su casillero de triunfos como técnico ante su afición, pero se vio superado por un rival que tuvo más fe en el triunfo.
Conscientes de que la victoria era el único salvavidas al que podían aferrarse para mantener alguna esperanza para seguir en la ACB, los granadinos comenzaron mucho más intensos y centrados que los zaragozanos, a los que les costó centrarse sobre la pista.
Un parcial de 0-5 en el primer minuto puso al frente del marcador a los granadinos, que superaban a los rojillos en sus acciones y rompían constantemente su línea de pase, aunque les costaba abrir hueco en el marcador.
Hasta en tres ocasiones consiguieron hasta seis puntos de ventaja, lo que obligó a Rodrigo San Miguel, que debutaba en el banquillo ante la 'marea roja', a pedir el primer tiempo muerto con 14-20 en el marcador.
Todavía tuvieron que pasar algunos minutos más hasta que los rojillos se pusieran por delante por primera vez en el marcador (21-20) a 1:23 del final del primer cuarto. Una canasta de Watson y un triple de González en el inicio del segundo cuarto empezó a cambiar las sensaciones de los zaragozanos sobre la pista.
El parcial de 8-0 les permitió tomar las primeras ventajas. Los nazaríes reaccionaron a base de triples y recuperaron el mando en el marcador (34-35), aunque el juego de ambos, más por los errores que por los aciertos, se equilibró sin que ninguno fuera capaz de abrir una brecha clara antes de irse al descanso con empate en el marcador (44-44).
Los hombres de Pablo Pin volvieron a la pista bastante más despiertos que los locales, que mantenían una parsimonia sobre el parqué que les hacía cometer numerosos errores, lo que sirvió a los rivales para alcanzar su máxima ventaja hasta ese momento (49-56).
Siete minutos de juego les costó recuperar el mando en el marcador a los zaragozanos, que no encontraban soluciones para superar a un adversario que jugaba más a base de intensidad que de calidad. Los locales se precipitaban en muchas de sus acciones, en lugar de buscar acciones más elaboradas ante un adversario que tenía demasiados problemas para imponer su juego.
Una canasta sobre la bocina de Spissu les permitió arrancar los diez minutos finales con dos puntos de ventaja (62-60).
Los errores y las pésimas decisiones en ataque, unidas a la intensidad de los granadinos, provocó que los locales tardasen 3:30 en anotar su primera canasta en juego frente a un rival que tenía en Visconti a su principal exponente en ataque y no eran capaces de frenarlo. A menos de cinco minutos del final alcanzaron los visitantes su máxima renta (69-79).
Era la primera vez que alcanzaban los 10 puntos de ventaja, lo que obligaba a los maños a tirar de épica si querían hacerse con la victoria.
Los locales apretaron en los minutos finales, pero no fueron capaces de enmendar los errores que habían cometido con anterioridad para darle la vuelta al marcador.
Ficha técnica: 88 - Casademont Zaragoza (21+23+18+26): Bell Hynes (16), Dimsa (14), Yusta (2), Dubljevic (6) y Sulejmanovic (20) -cinco inicial- Watson (10), Slaughter, Mencía (7), González (11) y Spissu (2). 95 - Covirán Granada (22+22+16+35): Rouselle (21), Ubal (9), Valtonen (10), Noua (21) y Bezhanisvihli (4) -cinco inicial- Silverio (2), Ndiaye (2), Visconti (22), Aurrecoechea (2), Sergi García (4) y Guerrero.
Árbitros: Fernando Calatrava, Vicente Martínez y Cristóbal Sánchez.
Excluyeron por cinco faltas a González y Bell-Haynes, del Casademont, en el minuto 40. Incidencias: partido correspondiente a la jornada 31 de la Liga Endesa disputado en el pabellón Príncipe Felipe ante 6.367 espectadores.