El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) ha publicado la estadística de
nombres y apellidos de los
andaluces, entre quienes los más frecuentes continúan siendo
Antonio, en el caso de los hombres, y
María del Carmen, en el de las mujeres. Sin embargo, estos datos reflejan que ambos
van perdiendo peso en los últimos años y pertenecen, sobre todo, a población de mayor edad, con una
media por encima de los 50 años en ambos sexos.
Ese envejecimiento afecta de manera más clara a los nombres cuyos poseedores presentan una
media de edad más longeva, lo que los convierte en los que presentan un
mayor riesgo de extinción en Andalucía.
En el listado correspondiente a este 2025 se aprecia un curioso fenómeno, y es que entre los diez nombres de personas con un
promedio más longevo se produce una
mezcla de
nombres tradicionales españoles junto con otros de
origen anglosajón, sobre todo en el caso de los hombres. Como explica el IECA, esta circunstancia responde en gran medida a la presencia de personas jubiladas de origen europeo que residen en Andalucía.
En el caso de las
mujeres, los nombres con mayor promedio de edad de sus portadoras son Ann y Carol Ann, con
72 años de media. Por encima de los 70 está el promedio de las llamadas Rogelia (71,2), Eusebia (71), Margaret (70,7), Eulogia (70,4), Felipa (70,1) y Gregoria (70) y andan cerca Martirio (69,9) y Nicolasa (69,8).
Entre los
hombres, solo dos -y ambos de origen anglosajón- tienen portadores que promedian
más de 65 años: David John (68) y Michael John (67,9). Le siguen Saturnino (64,6) y Segundo (64,3), los nombres tradicionales con mayor media de edad, por delante de John (64) y Peter (63,1). El top diez lo completan otros nombres tradicionales españoles: Custodio (63), Ambrosio (62,5), Fulgencio (62,2) y Eufrasio (62,2).
Sin uso
Otro factor que permite identificar aquellos nombres que se encuentran en peligro de extinción que facilita esta estadística es la de detectar aquellos que llevan
más de dos décadas sin usarse. Es decir, sus portadores más jóvenes nacieron hace al menos veinte años.
Esta circunstancia se produce
principalmente en nombres femeninos y de uso más tradicional. Destacan especialmente los casos de Juana Josefa (42 años), Josefa Luisa (39), Prudencia (35), Rogelia (35), Antonia Jesús (34), Desamparados (33) e Ildefonsa (31), ya que las personas más jóvenes que portan este nombre
hace más de treinta años que nacieron. Se acercan a esas cifras Victoriana (29), Saturnina (29) e Isidra (28).
Nuevas tendencias
En el polo opuesto encontramos los nombres con
menor edad media en Andalucía, entre los que predominan los nombres
cortos y no compuestos, así como nombres de
origen extranjero, aunque en su versión castellanizada. Personajes de obras de ficción, futbolistas y otras celebridades marcan algunas de esas tendencias.
Solo un nombre por cada sexo presenta un promedio
inferior a cuatro años entre aquellos que lo llevan. En el caso de las mujeres, el nombre con menor media de edad es el de Cataleya (3,6). Le siguen dos versiones de un mismo nombre, Arya (4,6) y Aria (5), por delante de Vega (5,5), Mia (5,5), Sarayma (5,8), India (5,8), Adara (5,9), Chloe (6) y Ritaj (6,2).
En el caso de los hombres el de
menor promedio es Kylian (3,4). Otros cinco están por debajo de los seis años: Liam (5,4), Thiago (5,5), Neizan (5,6), Haron (5,8) y Aray (5,9). Cerca de ese promedio completan el top diez Haroun (6,1), Enzo (6,2), Gael (6,6) y Dylan (6,6).
Cambios lentos
En una estadística como esta, las tendencias muestran una evolución lenta, ya que no se trata de modas muy pasajeras, sino que se extienden durante varios años. Así, la lista de los
diez nombres más frecuentes a 1 de enero de 2025 solo presenta
un cambio respecto al año anterior, con la subida en el ranking de Ana María, desbancando al de María Dolores.
Además, se mantiene, en general, la tendencia de pérdida de población y
envejecimiento de las personas que usan los
nombres más frecuentes de la lista. Solo David parece ajeno a este comportamiento, ya que es el único del ranking que aumenta en población y con una edad media inferior a los cuarenta años.
Aunque todavía está fuera de ese top diez, el propio IECA señala el caso del nombre Lucas, con personas de todos los rangos de edad que lo emplean, si bien su uso ha crecido de forma exponencial los últimos años, de manera que la edad media de sus portadores es de 16,4 años.
Otra tendencia que se puede observar es la del uso de los
nombres compuestos, que alcanza su
mínimo en un siglo. Su empleo es más frecuente en las personas nacidas en las décadas de los sesenta y los ochenta, alcanzando el
máximo en el año 1973, cuando a la mitad de los que nacieron nacidos ese año se les dio un nombre compuesto.