En su último programa, La Pasión dedicó un emotivo espacio a la
figura del apóstol San Juan, el discípulo amado que
acompañó a Jesús hasta el Calvario y que, según la tradición, vivió hasta edad avanzada. Su papel es fundamental en el relato evangélico y en la devoción cristiana, especialmente por
su vínculo estrecho con la Virgen María, a quien Jesús le encomendó desde la cruz.
Durante el programa se abordaron diversos aspectos históricos y teológicos sobre San Juan.
Aurora López Güeto explicó que “se dice que bebió de una copa envenenada y sobrevivió”, motivo por el que a veces se le representa con un cáliz del que surge una serpiente, símbolo del veneno y del pecado. Este milagro subraya
su condición especial entre los discípulos.
También se recordó un pasaje evangélico en el que
Pedro, movido por cierta “pelusilla”, preguntó a Jesús por el destino de Juan. “Jesús le responde: ‘Él estará aquí para esperar mi venida’, lo que Pedro interpretó erróneamente como que Juan no moriría”, relató Romero Padilla, mostrando la humanidad de los apóstoles y sus relaciones a veces tensas.
El padre Antonio Romero Padilla valoró cómo
los evangelios apócrifos “no maquillan la historia”, mostrando las fragilidades de los primeros discípulos: “No eran superhombres, sino personas llenas de debilidades que, a pesar de ello,
siguieron al Señor”. Romero Padilla destacó también el momento del “carrerón” hasta el sepulcro la mañana de Pascua, cuando Juan y Pedro corren y
es Pedro quien entra primero, pero es Juan quien da testimonio.
La figura de San Juan también fue recordada por su labor posterior junto a Pedro, como en el relato del paralítico, cuando San Pedro le dice: “No tengo oro ni plata, pero
lo que tengo te doy”. Juntos, Pedro y Juan se convirtieron en
pilares de la primera comunidad cristiana.
Vuelve a ver
el último programa de La Pasión.