José Ramón Rosado: “Pido a quien visite Conil que lo quiera bien, lo respete y lo cuide”

Publicado: 07/07/2025
Como viene siendo habitual, con la llegada del verano hablamos con José Ramón Rosado, concejal de Playas, Turismo y Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Conil
Con la llegada del calor y de los meses de verano, en Conil da comienzo una nueva temporada estival en la que, como ya es habitual, se enfrenta al reto de acoger y dar servicio no solo a la población autóctona sino a los miles y miles de visitantes y turistas que cada año eligen a nuestro municipio como destino en el que disfrutar de sus días de vacaciones y asueto. Y como también es habitual en este medio, hablamos con el delegado responsable de las áreas de Turismo y Playas (además de Medio Ambiente), José Ramón Rosado. ¿Defina en tres palabras la temporada alta en Conil?

Intensa, productiva y beneficiosa.

¿Cómo se afronta desde sus delegaciones la preparación de estos meses en un pueblo como Conil que es un referente turístico nacional e internacional?

En Conil este año confluyen una serie de circunstancias muy concretas que asumimos con responsabilidad y con muchas ganas de trabajar para hacer las cosas lo mejor posible con las herramientas de las que disponemos. Por ejemplo, este año ha llegado con una contundencia enorme. El mes de junio ha sido fortísimo con unas cuarenta y cincuenta mil personas en los días de entresemana, con veinte mil personas más los fines de semana. Eso conlleva una repercusión económica para todo el tejido socioeconómico del municipio, pero también supone que desde el Ayuntamiento se ha tenido que hacer un esfuerzo enorme para ofrecer el mejor servicio posible. Por otro lado, otra circunstancia que afecta a este verano en comparación a otros es el plan de estabilización laboral, que supone una garantía para la plantilla municipal pero que a corto plazo provoca algunos desajustes. De hecho, hasta hace pocos hemos contado con menos trabajadores de lo habitual. Hay que recordar que esto es una imposición de instancias superiores…

Sí, es algo que están ‘padeciendo’ casi todos los ayuntamientos…

Exacto, está pasando en toda España. Aquí en Conil hay trabajadores que estaban en un área pero se han estabilizado en otra y en cuanto a playas pues también se ha visto afectada, lo que ha provocado un retraso en la incorporación de esas plazas. A ello hay que sumar que este año también nos están afectando las obras de estabilización de los acantilados a manos de Demarcación de Costas, al tiempo que hemos tenido un invierno complicado en cuanto a la meteorología, con temporales de lluvia y viento que han afectado a muchos accesos e instalaciones.

Además, como has comentado el verano ha llegado de sopetón…

Sí, hemos pasado del invierno al verano. Hemos pasado del mal tiempo a superar los treinta grados sin una transición, sin una primavera. Es decir, este año no hemos podido contar con ese periodo de adaptación para ir trabajando de forma escalonada.

Es decir, son cuatro factores que, por así decir, han afectado a la preparación del verano…

Sí, son factores que han hecho que todo sea un poco más complejo de lo normal pero bueno, no pasa nada porque lo que hemos hecho es adaptarnos a la situación y realizar un mayor esfuerzo para que desde el pasado 15 de junio nuestras playas contasen con los servicios básicos y obligatorios. Y es que estamos muy contentos con nuestro personal laboral, con los trabajadores del servicio de playas porque han hecho una gran labor a pesar de las circunstancias. E igualmente estoy muy satisfecho porque se han mantenido las tres banderas azules y las ‘Q’ de Calidad, es decir, que a pesar de las dificultades hemos estado a la altura y eso hay que decirlo… es decir, vamos a darnos un reconocimiento a nosotros mismos porque hemos sido capaces de mantener esas certificaciones a pesar de las dificultades anteriormente citadas.

Da la impresión, viendo la evolución del clima, que habrá que adaptarse al hecho de que se pasará de inviernos con más fenómenos meteorológicos adversos a veranos más cálidos y tempraneros…

Sí, efectivamente.  Es un aviso a navegantes. El cambio climático es una realidad que ya podemos observar de primera mano. No es algo que vemos en los medios y nos suene a película, sino que ya lo padecemos. En cuanto a Conil, un pueblo turístico, la solución pasa por adaptarse. El verano empieza antes y termina más tarde, con lo que los servicios de playa y turísticos quizás ya no sean suficientes y se tienen que adaptar y prolongar por los dos extremos. Antes era un debate, ahora es una realidad. De hecho ya trabajamos en esa previsión que también tiene su vertiente económica porque los servicios suponen un coste para las arcas municipales aunque si al final redunda en un beneficio económico para el conjunto del pueblo, pues bienvenido sea.

¿Qué se encontrará quien llegue a las playas de Conil en estas próximas semanas?

Lo primero que se encuentra son unas playas que son un referente provincial, autonómico, nacional e internacional. Son uno de los espacios naturales de referencia. Además, el turista, el visitante y por supuesto, el vecino y vecina, se encuentra con muchas alternativas al sol y la playa. Ahí está nuestra gastronomía con ese sello de Ciudad Gastronómica que obtuvimos el año pasado que tan bien nos vinos y que todavía repercute en nuestro posicionamiento dentro de ese sector. Somos un referente gastronómico y lo seguiremos siendo. Luego tenemos el turismo patrimonial, tan en boga ahora mismo. El interés por el patrimonio histórico, cultural y natural es creciente. El turismo de sol y playa es nuestra punta de lanza pero junto a él hay toda una oferta que desde el Patronato Municipal de Turismo somos conscientes porque todo el mundo viene buscando una oferta alternativa sobre qué hacer cuando no estás en la playa. Dónde comer, dónde pasear, dónde comprar… y aquí hay que presumir del músculo que tiene nuestro pueblo en su tejido empresarial y emprendedor. Contamos con una oferta amplísima para ir de compras por el pueblo. Somos un centro comercial abierto. Tenemos la opción de comprar absolutamente de todo sin salir del municipio. Y eso es un gran atractivo para el turista y para nuestra gente.



Una oferta muy diversificada…

Es que es necesario. Tenemos las mejores playas, la mejor gastronomía, los mejores comercios, una gran agenda cultural, el mejor entorno natural y una enorme riqueza patrimonial. Hay que tener esa diversificación de oferta.

A lo que iba. ¿Las playas están en condiciones en cuanto a accesibilidad y servicios?

Todos los servicios de playas, socorrismo, protección civil, servicios sanitarios, limpieza y mantenimiento, están operativos de manera ininterrumpida durante julio y agosto todos los días de lunes a viernes de doce del medio día a nueve de la noche, y los fines de semana desde las once de la mañana. Al igual que el año pasado, hemos intentado alargar todo lo posible las pasarelas y ayudarnos de las auxiliares para mejorar la accesibilidad a personas con la movilidad reducida en Los Bateles y La Fontanilla.

¿Cómo gestiona el hecho de que Conil pase de veinticuatro mil habitantes a noventa y cien mil durante estos meses?

Aquí funciona el Ayuntamiento como un gran pulmón, no solamente se trata de mis delegaciones… Es una mesa con varias patas y deben coordinarse. Por ejemplo, en el tema de la limpieza, por ejemplo, debo decir que este año, a pesar de algunas voces que solo hacen ruido y dañar al pueblo en las redes sociales, el nivel es altísimo. Se está notando el sobreesfuerzo de la plantilla municipal, el sobreesfuerzo en cuanto al plan de empleo, las contrataciones. Y lo digo como lo pienso, estoy viendo Conil más presentable que en muchos años anteriores. Claro que hay dificultades. No quiero restar importancia, pero llevo toda la vida aquí y veo que este verano hay muchas zonas más limpias y presentables que otros años.

Claro, imagino que habrá que coordinarse con otras como Servicios, Policía Local… ¿pero cómo se afronta porque da la sensación, visto desde fuera, que fácil no es?

Fácil no es, claro. Tenemos que hacer encaje de bolillos. Tenemos que dar servicio a una población que se cuadruplica para un Consistorio que está diseñado para dar servicio a una población de 24.000 habitantes censados. Y claro, debido a la normativa en cuanto a la contratación en el sector público está limitado a unos techos que hace que tengamos que cuadrarlo todo a la perfección. Ese sobreesfuerzo recae en todas las áreas y en todas las plantillas que tienen que echar horas extraordinarias y estar muy tensionada. Uno de los problemas es que se tiene en cuenta la población censada y no la ocupación…

Ese es otro caballo de batalla que afecta a muchos municipios turísticos. Es un problema que es una bendición pero que a la vez conlleva muchas dificultades sobre todo para la gestión municipal… Y es que estadísticamente Conil tiene 24.000 habitantes pero la realidad es que durante muchos meses del año ese dato se queda muy corto.

En muchos aspectos, el sector turístico repercute sobre todo en los comerciantes, hosteleros, vecinos y vecinas… es decir, para la ciudadanía, lo cual es una maravilla, pero si nos ceñimos al Ayuntamiento, más que beneficios el turismo genera más gastos porque obtiene los mismos ingresos… El sobreesfuerzo que asume la administración local lo hace en beneficio de la ciudadanía porque además están sujetos a una regla que no tiene en cuenta la ocupación real del municipio. Al Ayuntamiento no entran más ingresos porque venga más gente.

Sí, en lugar de recoger ‘x’ toneladas de basura, en realidad tiene que hacer frente a cinco veces esa cantidad y así en muchas áreas de gestión.

Eso se traduce en que la plantilla tiene que echar más horas, tirar de personal de refuerzo, de planes de empleo como se está haciendo ahora… Y puntualmente podemos tener ayuda externa porque los servicios hay que darlos sí o sí. La basura hay que recogerla. La seguridad debe garantizarse. Las playas deben ser seguras, limpias y accesibles. Pero esa ayuda externa también supone un sobrecoste. Hay que llegar hasta dónde se pueda dentro de la legalidad vigente y cuando no se alcanza por temas de contratación del sector público pues se tiene que tirar de una empresa externa que ofrezca ese refuerzo auxiliar. Pero a la empresa hay que pagarle.

Entiendo que no estaría mal que el reparto de la Patrica desde la Junta y de la PIE del Estado se tuviese en cuenta esos incrementos poblacionales de los municipios que acogen a miles y miles de personas durante varios meses al año…

Exactamente. El año pasado se recibió un ingreso extraordinario por eso pero es algo que se debería de implantar. Es que repercute para todo, no solo el económico. Ahí tenemos el ejemplo del año pasado con las restricciones de agua por la sequía y para el reparto del caudal de agua nos contaba la población empadronada en lugar de la ocupación porque en realidad en Conil había en verano 90.000 personas abriendo el grifo pero nos dieron agua para 24.000. Eso escapa de toda lógica. No son datos inventados, tenemos herramientas objetivas, con un pequeño margen de error, para saber la población que tenemos en realidad.

También lleva el área de Medio Ambiente. Imagino que una de las preocupaciones es cómo proteger el entorno natural frente a la presión turística…

Claro. Eso es un pulso porque la presencia humana siempre provoca un impacto en la naturaleza. Siempre hay una huella ecológica y dejamos un rastro allá por donde pasamos. A veces somos más conscientes y otras somos menos.

Es que el atractivo de Conil son sus playas y su entorno natural, con lo cual hay que cuidarlo…

Las playas son un entorno natural y hay que tratarlas como tal, al igual que los pinares. De hecho una de las iniciativas más punteras puesta en marcha desde nuestras áreas fue la nueva ordenanza de playas que ya es el marco normativo municipal en esa materia de referencia para muchos municipios. Es mucho más restrictiva desde el punto de vista medioambiental que la anterior, que era ya una buena ordenanza pero que había que actualizarla a la nueva realidad del municipio. De hecho se centra, entre otros muchos detalles, en el uso de las duchas o de actividades como ese ‘marisqueo’ amateur de cangrejos, que lo prohíbe. Y es que eso se ir con el cubo y el cazamariposas que se ha hecho toda la vida ya causa un enorme daño porque hablamos de muchísimas más personas haciéndolo. Mucha gente dice si no pasa nada, pero es que no es una persona, hablamos de miles. Ya no somos cuatro los que vamos a la playa. Y es que las playas no son un parque acuático, las playas son un entorno natural.

Es importante compatibilizar el disfrute de ese entorno pero dejando la mínima huella posible…

Hay que dejarlas como te gustaría encontrarlas. Hay que empezar por la responsabilidad individual pero el Ayuntamiento debe dar ejemplo y tiene que ordenar ese espacio. Y esa nueva ordenanza ya está en vigor y ya es un referente para otros municipios. Por ejemplo, se ha ordenado su uso para las mascotas en invierno lo cual ha atraído a muchos visitantes en esas épocas fuera del verano ayudando a la tan ansiada lucha contra la estacionalidad. Y es que nuestras playas en invierno son igualmente maravillosas. Otra medida es la certificación de la ‘S’ de sostenibilidad para Castilnovo, gestión que fue muy bien recibida por los usuarios y por los colectivos ambientalistas. Nuestra gestión se centra en mantener la sostenibilidad teniendo en cuenta que cada año las playas cuentan con más usuarios, con lo que tenemos que contar con herramientas administrativas para poder llevar a cabo ese objetivo.

¿Qué es lo que más teme un concejal de Turismo y Playas en un municipio como Conil?

Uf. Es una pregunta muy filosófica (risas). Mira, en turismo el Patronato había venido realizando una gran labor y eso hay que reconocerlo. Su fortaleza es remarcable gracias a los trabajadores y trabajadoras con los que cuenta. En ese sentido, me encontré con una buena base y un buen trabajo previo, las cosas como son. Mi principal miedo es hacer algo que perjudique a alguien o a algún sector. Y es que lo que más satisface es cuando ayudo y hago algo que es bueno para el pueblo de Conil. Es decir, cuando beneficio al pueblo siempre teniendo en cuenta que soy un eslabón más de esta gran máquina. Soy el responsable del área pero no tomo decisiones unilateralmente. Medito muy bien lo que hago y lo consulto. De hecho, cuando empecé hace dos años, la mayoría de las gestiones que hice fueron réplicas de los esquemas que ya se estaban llevando a cabo. Y ya la segunda vez, una vez detectados fallos y cuestiones a mejorar, fue cuando hice algunos cambios. No toqué nada sin antes probar. El ejemplo más claro lo hemos visto en las distintas rutas gastronómicas donde hemos introducidos cambios que han sido muy bien acogidos. Primero hay que conocer el funcionamiento de la máquina para luego aplicar mejoras. A lo que iba, mi mayor miedo es impulsar cualquier iniciativa o implantar algo que causara un perjuicio a mi pueblo y a su imagen.

Pensé que me ibas a comentar que el mayor medio era que saltase el levante durante muchos días y se llevase la arena al pueblo vecino (risas)…

(Risas) Claro… hablo de miedo en cuanto a la gestión…

Lo sé (risas)…

Hombre si salta el levante durante semanas es una faena pero para eso están las piscinas, pero bueno eso no depende de mí. Hablando en serio, el miedo es causar un daño a la imagen de mi pueblo. Mi afán es todo lo contrario, mi objetivo es mejorar, ayudar, impulsar y apoyar. Hacer lo contrario a mi propósito sería un fracaso.

¿Qué le dirías a quienes estén pensando en venir a Conil este verano? ¿Quédense que no cabe nadie más?

Jajajajajaajaja… No, lo que digo siempre es que en Conil todo el mundo es bienvenido pero que hay que venir con la educación, el respeto y la concienciación por delante. En primer lugar el respeto y la consideración hacia la gente que vive aquí. Hay que respetar el descanso y hay que respetar la convivencia. Muchas veces compaginar ocio y convivencia es complicado. Es un equilibrio complicado. Pero tengo que decir que en general se cumple ese equilibrio, pero basta con unos pocos que no lo hagan para que se culpe a miles que sí lo hacen. El uno por ciento que mete la pata es el que más se nota. También debe haber un equilibrio entre conservación y prosperidad. El visitante debe venir con esa conciencia por el destino, algo que insisto, ocurre en la gran mayoría de los casos. Además, nos hemos dado cuenta que mucha gente de afuera valora y aprecia Conil como propio. Eso es una bendición. Muchas veces no hace falta ser de Conil para querer a Conil. Eso es una alegría porque esas personas son las primeras que se preocupan en que Conil mantenga su esencia e identidad de pueblo, algo que se ha sabido conservar y es parte de nuestro encanto. El turista de experiencia busca esa identidad que nos hace únicos y nos diferencia de los demás. La calidez del vecino, la hospitalidad, se conserva muy bien en nuestro pueblo. De ahí esa exigencia del respeto por nuestra idiosincrasia. Pero sobre todo pido que quieran a Conil, que lo quieran bien y que lo cuiden, porque no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia y con esa frase cerramos la entrevista (jajajajajajaja).



 

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