Los trastornos alimentarios se agravan en verano por exposición corporal y uso de redes

Publicado: 01/08/2025
Desde el ámbito clínico se alerta de un incremento preocupante en los ingresos hospitalarios de menores de 12 años
Expertos en salud mental alertan del impacto que puede tener el verano en personas con trastornos de la conducta alimentaria, especialmente en adolescentes, ya que, con la llegada del verano, los factores de riesgo asociados a los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se intensifican. La mayor exposición corporal, la presión estética derivada de redes sociales y publicidad, así como la ruptura de rutinas escolares o terapéuticas pueden actuar como desencadenantes o agravantes.

Según datos recientes de la Asociación Contra la Anorexia y Bulimia de Cataluña (ACAB), nueve de cada diez personas con TCA son mujeres. Se calcula que entre el 15% y el 18% de las adolescentes presenta conductas alimentarias de riesgo (test de cribado positivo), aunque solo en torno al 4% tiene diagnóstico confirmado de TCA después de una evaluación clínica.

Desde el ámbito clínico se alerta de un incremento preocupante en los ingresos hospitalarios de menores de 12 años, con un aumento del 20-25% en el último año, incluyendo casos en niñas de tan solo nueve años.

“En esta época del año pueden observarse cambios en la persona afectada, como que evite ir a la playa o a la piscina cuando antes disfrutaba de esas actividades. Ahí puede estar aflorando una sintomatología vinculada a un TCA”, advierte Rocío Rosés, doctora en Psicología y directora del Servicio de Salud Mental del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona.

Los TCA, como la anorexia nerviosa, la bulimia o el trastorno por atracón, son enfermedades mentales complejas caracterizadas por una relación distorsionada con la comida, el cuerpo y la imagen personal. Su abordaje requiere de un tratamiento especializado y un equipo multidisciplinar. Detrás de la relación conflictiva con la alimentación hay factores emocionales, psicológicos y sociales que deben abordarse de forma integral.

“El verano es una época en la que se intensifican los mensajes sobre la apariencia física. Desde redes sociales hasta anuncios publicitarios, se transmite la idea de que el cuerpo es moldeable y debe cambiarse para encajar en ciertos cánones estéticos. Esto impacta muy negativamente en personas con baja autoestima o que se sienten inseguras con su imagen”, alerta Rosés.

Uno de los principales factores de riesgo es el inicio de dietas restrictivas sin supervisión médica, habitualmente motivadas por objetivos estéticos, recuerda Servimedia. “Cuanto mayor es la restricción, mayor suele ser la distorsión de la imagen corporal, lo que perpetúa el ciclo del TCA”, añade la experta.

Los estándares de belleza también influyen en la autoimagen. En los hombres, el modelo hiper musculado puede generar una percepción de “insuficiencia” respecto a la anchura de la espalda. En las mujeres, el patrón idealizado de cinturas y caderas estrechas provoca que muchas se auto perciban con mayor volumen del real. “Esta comparación constante genera un gran malestar emocional”, señala Rosés.

La psicóloga subraya la importancia del entorno familiar en la detección precoz y la prevención. “Es fundamental compartir comidas en familia, evitar comentarios sobre el cuerpo y fomentar el pensamiento crítico ante los mensajes que promueven un ideal corporal poco realista”, explica.

También insiste en trabajar con los adolescentes en la construcción de una autoestima sólida. “Los estándares actuales son muchas veces inalcanzables. No se trata de cambiar el cuerpo, sino de cuidar el bienestar emocional y la salud mental”, concluye.

Desde el centro hicieron un llamamiento a visibilizar los TCA también durante el verano, reforzar las campañas de prevención y garantizar el acceso a recursos terapéuticos especializados.

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