Cuando las cosas no marchan bien siempre es bueno tener referentes que te consuelen, aunque no te den soluciones. Los premios Nobel durante muchos años han reconocido la labor de personas e instituciones que en la mayoría de los casos han merecido ese reconocimiento, lo que suponía para el resto del mundo un plus de confianza en una institución que lanzaba al ruedo de la popularidad muchas conductas, muchos logros y muchos esfuerzos que sin el premio posiblemente habrían quedado en el anonimato. Es más, en otros muchos premios siempre se producían casos de recelos, de desconfianzas e incluso casos evidentes, en que las personas premiadas respondían a algún que otro interés mezquino por parte de quienes lo concedían. En cambio, no lo fue en el caso del Nobel durante muchísimos años. Desgraciadamente en los últimos años, sobre todo en el Nobel de la Paz, nos encontramos con verdaderos contrasentidos que nos hacen pensar en la lucidez de quienes lo conceden o si no en las motivaciones reales que llevan a tomar decisiones tan controvertidas. Así nos encontramos, por citar personajes más conocidos, Teresa de Calcuta, Shirin Evadi, Rigoberta Menchú, Nelson Mandela, Aung San Suu Kyi, Desmond Tutú, Martin Luther King, Cruz Roja, Amnistía Internacional, y otros muchos más, con todo lo que esta gente hizo por la paz, compartiendo lista con casos increíbles, como Henry Kissinger, Menahem Begin, Willem de Klerk, Barack Obama, (éste cuando apenas llevaba unos meses de presidente de los USA), y otros. Este año, en una de estas decisiones que dejan a más de medio mundo estupefacto, los sesudos miembros del jurado de esta distinción se han descolgado otorgando el Nobel a la Unión Europea. Una vez conocida la noticia me dio por buscar entre los candidatos que optaban por el premio, no fuera a ser que escogieran al tuerto en el país de los ciegos; me quedé realmente alucinado cuando entre los candidatos se encontraban, de los que conozco, que seguro que hay muchos más, personajes como el obispo mejicano Raúl Vera López, que tiene la valentía de luchar como el primero contra la violencia de unos países más peligrosos del mundo como es el suyo, o las Abuelas de la Plaza de Mayo, o la fundación Vicente Ferrer, o varios disidentes que se caracterizan por su lucha por los Derechos Humanos en sus países, y también, hubiera sido un máximo orgullo para l´s español´s tan necesitad´s como estamos de estímulos gratificantes, Federico Mayor Zaragoza.
Pero, como en los Oscar, “And the winner is...”la Unión Europea «Por su contribución durante seis décadas al avance de la paz y la reconciliación, la democracia, y los derechos humanos en Europa»
¡Quéééé! Sí, seis décadas, o sea desde 1952 haciendo los cálculos exactos. En estos tiempos se han producido procesos suficientemente escandalosos para que se les caiga la cara de vergüenza a estos iluminados. Les recuerdo: La Descolonización de África, realizada a sangre y fuego por muchos de los países de esta Unión Europea, cuyo primer embrión en 1950, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que en el 1957 dió origen al Tratado de Roma; el mantenimiento de genocidas en el poder, como aún hacen con el tristemente famoso Teodoro Obiang de la antigua Guinea Española, igual que se hizo con Idi Amin, Bokassa y tantos otros; la participación en el derrocamiento de líderes populares como Patricio Lumumba o Thomas Sankara, para poner en su lugar a quienes mejor cumplieran con los intereses políticos o económicos de determinados gobiernos europeos; el seguidismo, en muchos casos participación directa, en conflictos que los americanos provocaron para imponer su visión del mundo contra los derechos de quienes fueran, como en el reciente Trío de las Azores, y otras muchas que hicieron peligrar la vida en el planeta, en sus confrontaciones con el antiguo Bloque Comunista. Serían inunmerables los motivos para mostrar la indignación por tan injusto premio, pero no podría dejar pasar como último argumento, extraído directamente de la declaración, “contribución ...a la democracia...” ahora que la ciudadanía europea no para de jugarse la salud, la libertad y la vida, manifestándose en aras de la recuperación de una democracia secuestrada por los poderes políticos al servicio del capital, por su absoluta falta de sensibilidad a la voz de los pueblos.¿Qué burla es esta? Este año ha de considerarse como el año del desprestigio del Nobel de la Paz. No se puede caer más bajo. Eso sí, teniendo en cuenta la deriva que ha tomado, les propongo para el año próximo que les den éste desvirtuado premio a todos aquellos miembros de la clase política española implicados en caso de corrupción por haber sido quienes con su empeño han ido creando una conciencia ciudadana contra las injusticias como respuesta a sus desmanes, que tendrá su mérito.
Me queda la palabra
El Premio Nobel de la Paz 2012
Este año, en una de estas decisiones que dejan a más de medio mundo estupefacto, los sesudos miembros del jurado de esta distinción se han descolgado otorgando el Nobel a la Unión Europea
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