Dos de doce. Un pobre bagaje para la que iba a ser la gran noche de Steven Spielberg y Lincoln. El antaño Rey Midas de Hollywood puede consolarse mirando al vecino y comprobando que hay otros, como a El lado bueno de las cosas o La noche más oscura, a los que les ha ido peor.

   Puede que el triunfo de Argo en la categoría de mejor película fuera algo ya descontado por Spielberg. Solo había que echar un vistazo al palmarés de una y otra para saber que Lincoln lo tenía muy, muy crudo. Pero quizá con lo que no contaba Steven era con el factor Ang Lee.

   Lo cierto es que las victorias de Affleck en la categoría de mejor director en premios tan significativos como los Globos de Oro o los del sindicato de directores habían dejado en Spielberg aroma de segundón. Con Affleck fuera de los nominados al Oscar... la estatuilla parecía llevar su nombre.

   Pero hay quien olvidó que en todos esos galardones Spielberg no tuvo oportunidad de medir sus fuerzas cara a cara con el tigre de Taiwán. Resultado: dentellada en la yugular y Oscar al mejor director para Ang Lee. Lincoln, con el ya consabido premio para Daniel Day-Lewis, y el Oscar a la mejor dirección artística amasaba un botín que se antoja insuficiente para las expectativas generadas por su docena de nominaciones.

MAL DE MUCHOS...

   Pero, con las cifras en la mano peor le ha ido la cosa a cintas como El lado bueno de las cosas, un premio para sus ocho -ahora ya vemos que muy hinchadas- nominaciones o La noche más oscura (Zero Dark Thirty). La cinta de Bigelow tan solo ha conseguido un premio de los cinco a los que optaba, una lástima porque se trata de una muy buena película que arrancó con mucha fuerz, pero que se ha ido deshincando.

   Caso aparte son los de Bestias del sur salvaje, cuatro nominaciones y ningún premio, o el de Amour de Michael Haneke, cinco candidaturas y solo un Oscar. Para estas deliciosas 'rara avis' estar entre las elegidas por la ortodoxa Académica era ya un triunfo. Que lo sigan disfrutando.