Los concejales del Partido Socialista tendrán que pensarse dos veces el abandonar nuevamente sus sillones en los plenos municipales. Ahora cada vez que lo hagan verán como dejan de cobrar los 112 euros que recibían por participar en máximo órgano de decisión de la ciudad. En los últimos tiempos se han marchado de los plenos hasta en dos ocasiones, cada vez que se sentían ofendidos por los comentarios de la alcaldesa. El asunto ya sonaba a broma y los ciudadanos asistíamos con incredulidad al bochornoso espectáculo que nos ofrecían.

En esta ocasión las circunstancias han sido distintas ya que uno de los ediles del PSOE se comportó de forma lamentable gritando y golpeando la mesa como si fuera un colegial al que habían quitado el bocadillo. Para completar el teatro el resto de los concejales decidieron marcharse del pleno ya que no entendían que la alcaldesa obligara a abandonar la sala de plenos al concejal hooligan.

En medio de estas pataletas, es la alcaldesa la que gana y consigue dejar por los suelos a la oposición que viene demostrando que ni está ni se la espera.

No puedo aplaudir el comportamiento de Mari Paz Fernández que en vez de intentar centrar los debates se dedica a incendiar los ánimos realizando críticas muy duras a los miembros de la oposición aprovechándose del turno de cierre que le corresponde como alcaldesa. Fernández debe recordar aquellos tiempos en los que ella misma criticaba al anterior alcalde por hacer lo mismo que ahora ella repite. De una vez por todas, deberían dejar de utilizar discursos demagógicos para ofrecer unos turnos de palabra en los que se trate de analizar los asuntos sin buscar réditos políticos.

La máxima responsable municipal debe estar a la altura de la ciudad y evitar unas sesiones plenarias que parecen un auténtico circo lleno de payasos, tigres y cocodrilos.