Los aplausos espontáneos a los sanitarios se acallaron pronto, pero la intensidad de su trabajo, desde entonces hasta ahora,
no ha reducido su intensidad.
El
Ateneo Literario, Artístico y Científico de Cádiz sentó este jueves a cuatro de ellos junto a la concejala delegada de Servicios Comunes, Vivienda y Salud del Ayuntamiento de Cádiz, para
hacer balance de estos casi dos años de
pandemia y tratar de responder a la pregunta de qué estamos aprendiendo desde la irrupción del Covid.
Con el vicepresidente primero y coordinador de las mesas de debates de la entidad,
José María Esteban, como moderador, el discurso de los participantes compartió elementos comunes que, no por conocidos, impactan igualmente. Por un lado, la dificultad para afrontar el
confinamiento duro y la
falta de información sobre la enfermedad marcaron los primeros compases de la crisis, pero el
colapso del sistema público de sanidad, maltrecho antes de la pandemia, ha llevado al extremo a los trabajadores que aún cuando conocen la entrada en las unidades de cuidados intensivos de cualquier centro, agachan la cabeza en gesto de angustia.
La respuesta política también es cuestionada, tanto por la incoherencia en muchos casos, como por la
demanda insatisfecha de reforzar plantillas. Pero también lanzaron un mensaje de esperanza porque el coronavirus nos ha llevado a ser más solidarios, valorar el contacto humano y conseguir una
vacuna en tiempo récord.
“Quien corta chapa, ve navegar el barco; en las UCI, después de un mes de trabajo, ves morir al paciente”
Quien corta chapa en un dique,
ve navegar el barco. Quien coloca los cimientos de una casa,
comparte la felicidad del estreno con sus inquilinos. Pero quien se deja la piel y agota sus fuerzas en las
Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), asiste por lo general, en el caso de los infectados por el coronavirus, a un
desenlace fatal.
“El desgaste profesional y emocional
es tremendo”, lamenta
Pilar Martínez, responsable de los servicios en el Hospital Puerta del Mar, quien ofrece unos
horripilantes datos sobre la virulencia del Covid-19. “El
95% de estos pacientes que recibimos, dada su gravedad, terminan
intubados y conectados a un respirador”. Precisan de ventilación mecánica
una media de 28 días, un mes en ocasiones. Pero
ocho de cada diez no supera el trance y muere, agrega.
“Los sanitarios
han perdido la ilusión por su trabajo”, reconoce. “Hemos pedido ayuda a la unidad de
Salud Mental”, agrega, con el objetivo de disuadirles de que
“tiren la bata” y recobren el ánimo.
Es muy difícil. En las reuniones de la mañana, los comañeros
bajan la vista cuando conocen que hay nuevos ingresos por coronavirus. “Vuelven de 15 o 20 días de vacaciones, y
se les cae el hospital encima”. Además, las condiciones de trabajo, pese a que comienza a remitir la sexta ola, no son favorables. “Los profesionales pasan
tres o cuatro horas enfundados en una bolsa de plástico, porque un equipo de protección individual (EPI) no es más que eso”. Y, además, siguen sin poder tener contacto directo con los familiares. “Nuestra labor no consiste únicamente en atender al paciente, sino también
consolar a sus seres queridos”. Ahora lo hacen por teléfono las más de las veces. El Covid no solo arrebata vidas,
también abrazos.
“No se puede gritar más que hay que reforzar la Atención Primaria”
La maltrecha Atención Primaria ha sufrido especialmente las consecuencias de la irrupción del coronavirus.
Carmen Fidalgo, doctora y pediatra del centro de Primera Asistencia Mentidero, en Cádiz, asegura que “no se puede gritar más que hay que
reorganizarla, reestructurarla y reforzarla”. Durante la pandemia, los profesionales han afrontado el colapso provocado por el confinamiento duro y las posteriores restricciones, y, además, han tenido que
adaptar protocolos en numerosas ocasiones para atender a los usuarios en general y, en particular, a los afectados por el Covid. No ha sido el único reto.
Los médicos han transmitido
nociones de inmunología “complicadas”, manejando información veraz, pero cambiante según se conocía más sobre el virus y sus variantes,
“pidiendo que no se creyeran” todo lo que leían o escuchaban. Durante gran parte de tiempo, esta tarea la han hecho por teléfono.
“La telemedicina ha llegado para quedarse” y, si bien reduce tiempos de espera en algunas consultas o pruebas,
se ha roto la relación con el paciente. Finalmente, como pediatra, muestra su preocupación por los trastornos de conducta y mentales en niños, aunque considera que las relaciones familiares con los menores se han reforzado.
“Nunca se ha generado tanto conocimiento en tan poco tiempo, hemos aprendido a aprender”
La generación de residentes de
Santiago de los Reyes se incorporó a los centros sanitarios en pleno Covid. “Ha sido una etapa estresante”, admite, porque “veíamos a personas, muchas de ellas jóvenes, que se apagaban con tratamientos no efectivos porque
desconocíamos las claves de la enfermedad”.
Pero también asistieron con impotencia ante las
deficiencias en la organización y en la logística y la falta de suministros para realizar test PCR o vestir equipamientos de protección individuales (EPI). La mayor parte de estos desafíos se han superado “duplicando trabajo” y gracias a la
“intensa colaboración de los profesionales”.
La vacuna marcó un punto de inflexión, opina, porque ha reducido la gravedad de la infección. “Nunca se había generado
tanto conocimiento en tan poco tiempo -concluye-, entre tanto caso, hemos aprendido a aprender”.
“La ciudadanía ha sido responsable; los políticos deberían haber dado mensajes más coherentes”
La ciudadanía ha mostrado una gran responsabilidad ante la alerta sanitaria por Covid. Pero los gobernantes, no.
Antonio Ares, doctor de empresa y familia en la Diputación Provincial de Cádiz ya jubilado, lamenta que, incluso en España, la respuesta a la crisis ha sido diferente según cada comunidad autónoma.
“Los políticos deberían haber dado mensajes coherentes”.
Pero no lo han hecho y, del desconcierto, han surgido
corrientes negacionistas, en su opinión. La pandemia ha evidenciado, por otra parte, que, si hay inversión, la comunidad científica es capaz de desarrollar
vacunas en tiempos récords. Con respecto a los retos inmediatos, apunta dos: por un lado, la
premura de declarar por decreto la gripalización del Covid y, por otro, la
deficiente tasa de inmunización en diferentes países del mundo que compromete el fin del desastre.
“En la pandemia hemos aprendido a ser más solidarios; la desigualdad se ha notado mucho más”
El confinamiento y las restricciones posteriores han puesto al descubierto las
profundas desigualdades sociales.
El Ayuntamiento de Cádiz, relata Eva Tubío, concejala delegada de Servicios Comunes, Vivienda y Salud, recuerda que en los primeros días de la pandemia, hubo que atender a
110 personas sin recursos en el CN Elcano, organizar ayudas porque
mucha gente se quedó sin empleo y
facilitar tabletas a niños para que pudieran continuar con sus estudios desde casa.
El Covid, que ha marcado la agenda municipal desde entonces, ha puesto en valor, igualmente, la necesidad de
contar con una Sanidad Pública reforzada y el trabajo de profesionales de servicios como la ayuda a domicilio, clave en los momentos más duros.