La mayoría del fracaso escolar se debe al absentismo

Publicado: 08/07/2010
La combinación de un sistema escolar rígido y poco atractivo, retrasos de curso desde primaria y faltas continuadas de asistencia suelen terminar en fracaso escolar, pues nueve de cada diez alumnos que no acaban la enseñanza obligatoria han repetido alguna vez y han sido absentistas.
La combinación de un sistema escolar rígido y poco atractivo, retrasos de curso desde primaria y faltas continuadas de asistencia suelen terminar en fracaso escolar, pues nueve de cada diez alumnos que no acaban la enseñanza obligatoria han repetido alguna vez y han sido absentistas.

A los diez años, un 10 por ciento ya está en un curso inferior al que corresponde teóricamente (quinto de primaria) y el 42,6 por ciento acumula retrasos cuando alcanza cuarto de ESO (último obligatorio), según destaca el estudio “Fracaso y abandono escolar en España”, elaborado por la Obra Social Fundación “la Caixa”.

El informe, presentado ayer, se basa en estadísticas y estudios publicados por el Ministerio de Educación, el INE, la evaluación internacional PISA y el análisis de 850 expedientes de alumnos que han abandonado en ESO (la mayoría en el primer ciclo) y secundaria postobligatoria, entrevistas con ellos, profesores y directores.

El catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca, Mariano Fernández Enguita, se refirió a la “perversión de la repetición”, un ejemplo de la rigidez del sistema, que puede fatigar, perjudicar y desmotivar al alumno, según las conclusiones.

Añadió que el sistema educativo tiene un problema “estructural”, pues un alumno sin graduado en ESO está condenado al abandono y, si se le hace repetir, es empujado al mismo destino.

El profesor de Sociología y Comunicación de Salamanca, Luis Mena, otro de los autores, ha explicado que el abandono escolar es el resultado de un proceso “bastante largo” de desenganche y desapego, que comienza en primaria.

En estos alumnos hay un claro “desinterés” porque la escuela es un “aburrimiento”, no sólo para los que faltan a clase (226 horas en ausencias sin justificar de media en el primer ciclo de ESO) , sino también para una parte importante de los que siguen en las aulas.

Los expedientes estudiados indican que no se trata tanto de suspensos (un 13 por ciento) como de no presentarse a clase (a la mitad de la asignaturas como media) ni a los exámenes en consecuencia.
Abandonar, por el contrario, no es un problema para ellos, sino la “liberación de una cárcel” (la escuela obligatoria), una expresión de autonomía y de entrada en la edad adulta.

De las entrevistas con los alumnos, los autores deducen que hay un momento “crítico” para ellos: el tránsito de primaria a secundaria en los centros públicos porque desaparece la figura del profesor “acompañante”, aunque los docentes no aluden a este aspecto.

Sobre las familias, en general, animan a los hijos a que sigan estudiando y atienden las llamadas e indicaciones de los centros.

Destaca entre los alumnos la sensación de que no vale la pena esforzarse, y su “grupo de iguales” tiene una influencia “decisiva” en la encrucijada de abandonar o continuar.

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