“Esta vieja es peor que el tuerto”

Publicado: 14/05/2025
Autor

Daniel Barea

Yo soy curioso hasta decir basta. Mantengo el tipo gracias a una estricta dieta a base de letras

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Todo el mundo cita a José Mujica porque las obviedades que decía sobre la vida suena bien. ¿Pero cuántos saben que solo era un marxista simpaticote?
Es tan improbable que exhiba una fotografía encorbatado y repeinado en la Feria de Sevilla como que cite a José Mujica en mis redes sociales. Pero he visto decenas de historias de personas de mi entorno que, sin solución de continuidad, se han mostrado con una jarra de rebujito en una de las citas más rancias del calendario festivo y han rendido homenaje al ex presidente uruguayo. Qué cosas.

Lo de Mujica me resulta un arcano. El fontanero al que tuve que llamar una sola vez para arreglar una avería en casa y cuyo número permanece en mi agenda comparte en su estado temporal de Whatsapp alguna frase del recientemente fallecido político; y el compa de trabajo que ha dado la turra con la victoria del Barça ante el Real Madrid, también; hasta la novieta de juventud.

Mujica caía bien. Como esos feos de tele, sus clips de 20 segundos diciendo obviedades hacen furor desde hace años en Facebook, Instagram y TikTok. La cámara lo quería. Hay que reconocerle el mérito de conseguir que un marxista pase por un Paulo Coelho, bonachón, simpaticote, un Galeano sin fuste intelectual, directo, que te dice lo mismo que una taza de Mr. Wonderful con un entrañable acento cantarín.

No he seguido mucho a Mujica, la verdad. Sé lo justo y, por lo tanto, no soy capaz de tener una opinión bien formada. Ex guerrillero, de izquierda radical, presidente durante muy poquito tiempo, impulsor de leyes sociales, como José Luis Rodríguez Zapatero, con la despenalización del aborto, el matrimonio homosexual y el uso recreativo de la marihuana en su haber, pero cuestionado por politólogos latinoamericanos como un gestor más que deficiente. Cercano a Hugo Chávez (aunque se llevó mal con Nicolás Maduro) y pretendiente de Vladimir Putin para que Rusia invirtiera en su país.

Luego está lo de la granja en la que vivía, la pobreza de la que se jactaba (como si la pobreza fuera algo bueno per se) y tal, aunque el patrimonio declarado cuando abandonó la política se cifraba en 300.000 dólares, que definitivamente lo han consagrado como un tipo coherente (ni tanto ni tan poco). Contradictoriamente, Mujica es un anticapitalista (ni tanto ni tan poco) idolatrado por la masa consumista.

El mundo se ha vuelto definitivamente loco. A todos los que han compartido frases de este señor les obligaba a leer cualquiera de los números de El Viejo Topo que guardo en una caja. Todos acabarían definiéndose de derechas con un par de (sus infumables) artículos.

En puridad, no es cuestión de ideología. No existe ya. Reinan los prejuicios. Y en redes sociales, todos queremos parecer guapos y buenas personas. Citar a Mujica es como usar filtro en un selfi. Igual que hacerlo con el Papa Francisco, aunque no hayas leído ni una de sus encíclicas, solo conozcas parcialmente sus declaraciones que lo revestían de progresista (¿!) y únicamente vayas a misa en bodas, bautizos, comuniones y entierros desde los tiempos de Juan Pablo II.

Bajo la tiranía de lo políticamente correcto, lo superficial, el buen rollo, y todo eso, cualquiera que se muestre en redes sociales así probablemente desbarre en privado. Como Pedro Sánchez en sus mensajes con José Luis Ábalos. O como el propio Mujica, cuando un micrófono abierto captó aquella frase sobre Cristina Kirchner: “Esta vieja es peor que el tuerto”, en referencia a Néstor Kircher, su esposo fallecido. Caramba, Pepe...

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