El centro penitenciario de Botafuegos, en Algeciras oscila entre los 1.200 y los 1.300 presos. De ellos, una pequeñísima parte (16 en total) pertenecen al selecto club de los condenados por delitos relacionados con la pertenencia a banda armada y terrorismo, según pudo saber este medio de fuentes penitenciarias.
Estos reos están en su gran mayoría concentrados en un mismo módulo, dentro del llamado “régimen de seguimiento especial de banda armada”. Solo dos de ellos son mujeres, y ambas pertenecían a la banda terrorista ETA.
Es precisamente el colectivo de etarras el más numeroso dentro de la prisión de Algeciras en cuanto a los condenados por pertenencia a banda armada, 11 en total. Un número muy inferior al de otras épocas. De hecho, en 2009 llegaron a ser 18,
Por la cárcel algecireña han pasado ilustres miembros de la banda, pero posiblemente el caso más sonado fuera el de Iñaki de Juana Chaos, quien en su momento fue condenado a 3.000 años de prisión por su participación en hasta 25 asesinatos, y que en 2006 protagonizó, mientras estaba en el penal algecireño, una huelga de hambre que duró 63 días.
En los últimos tiempos, la salida de destacados integrantes del grupo terrorista vasco ha levantado gran expectación mediática. Este fue el caso de José Miguel Gaztelu, uno de los secuestradores del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, quien salió de Botafuegos el pasado mes de octubre.
Etarras recluidos
Como mencionábamos, actualmente hay 11 presos etarras en la cárcel de Algeciras, dos de ellos mujeres.
Las dos féminas son Leire Echevarría Simarro y Eider Pérez Aristizábal. La primera, que cumplirá condena el año próximo, fue detenida en 1996 por su participación en la quema de un autobús en la que quedó herido de gravedad el conductor; la segunda, a la que le queda cárcel hasta 2031, formó parte del comando Sugoi, que asesinó con un coche-bomba al mosso d’Esquadra Santos Santamaría en la localidad de Roses (Gerona). Le condenaron en 2005 a 30 años.
Entre los hombres, destaca especialmente Jon Igor Solana Matarrán, quien en su momento fue condenado a más de 200 años por matar al concejal del PP en Málaga José María Martín Carpena, al fiscal Portero y al médico Antonio Muñoz Cariñanos cuando formaba parte del denominado comando Andalucía de ETA. Cumplirá condena en 2030 y tiene un hijo en común con Eider Pérez.
Otro interno con un pasado de sangre es Miguel Arrieta Llopis, condenado a 35 años por matar al jefe de la Policía Municipal de Baracaldo (Vizcaya), José Aibar Yañez, el 30 de junio de 1982, y a 128 por participar en un atentado en Sestao en el que murieron dos agentes y una mujer que les acompañaba.
Otro etarra, Carlos Cristóbal Martínez , estuvo implicado en un intento de secuestro a Manuel Fraga.
Gorka Lorán Lafourcade pudo matar a los 184 pasajeros de un tren intercity en Chamartín en 2003 con una bomba. Le condenaron a 2.775 años.
A Sergio Polo le condenaron a 100 años por poner una bomba lapa a un militar que perdió las piernas en Salamanca, en 1995.
Íñigo Albisu, Agurken Sola Campillo, Unai Fano Aldasoro y Germán Urizar de Paz son los otros terroristas de ETA en Botafuegos.
Yihadistas y GRAPO
Además de los 11 terroristas de ETA, hay dos yihadistas condenados y dos varones en carácter preventivo, cuyas identidades no han podido ser corroboradas.
Por último, el terrorista con la previsión de pasar más años en prisión en Botafuegos es el activista del GRAPO Israel Clemente, quien participó en el atraco de un banco y el secuestro de un empleado y que cumple una condena de 40 años, en principio hasta el año 2047.