Imagínese por un momento que se dedica a cuidar de la gente necesitada e incluso ya terminal. Imagínese que lo hace cuando estás gravemente enfermo a raíz de estar presente en un atentado de la banda terrorista ETA. Imagínese que pasas por 26 intervenciones quirúrgicas y más de una ha tenido que ser a corazón abierto y a vida o muerte. Imagínese que su tiempo es sufrir todas esas dolencias a pelo -sin morfina- para pedirle a Dios que ese daño no lo sufra otro prójimo.
Deje de imaginar. Es una historia real, y de una persona que fue jugador del Recreativo de Huelva en la época de los años 70.
Gabriel Briones Pérez, más conocido como Gabi, es un santo en las filas del Recreativo de Huelva. Nació en la localidad cántabra de Santoña en noviembre de 1956 y falleció a los 36 años en Solares (Santander). Sus padres en un viaje vacacional a Huelva se enamoraron de las costas onubenses y se quedaron a vivir aquí. Entonces fue cuando un primo de Gabi le llevó a ver un partido del Decano. Su pasión por el fútbol y sus buenas dotes debajo de la portería le llevaron a militar desde los infantiles del Recreativo hasta el primer equipo.
Gabi disputó dos partidos con la zamarra albiazul. Fue en la extinta Copa del Generalísimo y participó ante el Compostela y el Orihuela.
Su arrebato por el fútbol lo compaginó con ser peón en la fábrica de Citroen y en la de explosivos Riotinto Patiño. Luego fue soldador en Astilleros.
Sin embargo, de la noche a la mañana, la vida de Gabi cambió. Y radicalmente. Cuando estaba tomando algo en el pub Los Gallos de Sobremazas fue víctima de un atentado de ETA que le llevó a un galopante deterioro físico y de continuas dolencias.
A partir de ahí, Gabi no se vino abajo y se aferró a la fe cristiana. “Ofrecía todos sus dolores para salvar la vida de los pecadores”, indicaron sus padres en un testimonio después de que su hijo falleciera.
El obispo de Huelva, José Vilaplana, también lo fue en Santander. Allí fue donde conoció la historia de Gabi. “Tuvo unos sufrimientos terribles y me emociono al hablar de él. Lo dio todo por la iglesia y las vocaciones”, ha manifestado Vilaplana en la Tertulia Recreativista.
Gabi “estuvo muchos años muy enfermo y no consentía tomar calmantes cuando rezaba el rosario para ofrecer a la Virgen su oración y sus sufrimientos”, según el testimonio de sus padres al que ha tenido acceso Viva Huelva.
A ser santo
Considerado como mártir del siglo XX, el exjugador del Recreativo siempre pensó en que firmaría volver a vivir con la misma vida que había tenido con tal de conocer a Dios. Su vida fue ejemplar por su sufrimiento y su entrega a la iglesia y a todos los enfermos. Por ello, hace ya más de quince años se puso en marcha su proceso de beatificación.
En un proceso de canonización, el primer paso es la recogida de datos de la historia de esa persona. Posteriormente, un enviado de Roma del Vaticano comprobará esa documentación y finalmente hará falta un milagro.
Todo está en marcha. Un hijo del Abuelo -del Decano-. Gabriel Briones está en proceso de beatificación.