Con tres golpes secos en la puerta de la iglesia de Belén y San Roque. Así comienza la Semana Santa de Jaén y en este 2023
La Borriquilla pudo responder a la llamada. Porque sin lluvia a la vista y con la Covid ya las mentes de los jiennenses como un desagradable recuerdo, el Cristo de la Salud y la Virgen de la Paz salieron a las calles de su barrio y pudieron completar sin contratiempos todo su itinerario por una ciudad que se volcó con el Domingo de Ramos como pocas veces se han visto. Desde primera hora de la mañana las calles hervían en espera de sus procesiones y, claro, la primera de ellas se espera de una manera muy especial. En la plaza no cabía un alfiler y durante todo el recorrido fueron miles de personas las que arroparon a la primera cofradía en procesionar.
Los más detallistas pudieron observar que el paso del misterio presentaba una novedad evidente. Junto al cristo,
la imagen de una mujer hebrea, con un niño bajo ella, lució por primera vez. Se trata de una obra del imaginero sevillano Antonio J. Dubé, que con un vestido púrpura protagonizó el paso en su parte delantera.
Se movió el misterio al son que marcó la banda de cornetas y tambores Cristo de la Victoria de León y ante él procesionaron tanto el alcalde de la ciudad, Julio Millán, como los concejales de Presidencia y Cultural, África Colomo y José Manuel Higueras.
No faltaron las tradicionales palmas entre los nazarenos que, a cada poco compartían una parte de estas ramas con alguno de los muchísimos menores que se echaron a la calle junto a sus familiares. Tampoco un olor a incienso capaz de resucitar recuerdos y de hacer más profunda si cabe la devoción social por lo que para algunos es una muestra de fe y para otros un patrimonio cultural jiennense que como tal debe ser respetado.
También presentó novedad el palio, que marchó al ritmo que le impuso la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Amargura, de Jaén capital. La Virgen de la Paz se presentó ante las gentes de Jaén capital con un nuevo manto de terciopelo en color burdeos salpicado de los pétalos que sobre él arrojaron desde los balcones del barrio del Ejido Belén.
En cortejo procesional participaron alrededor de 130 nazarenos, 40 mantillas y un grupo de unos 20 menores vestidos de hebreos que fueron repartiendo caramelos a los más pequeños jaeneros que esperaban en las aceras a que llegasen los pasos. Todos ellos recorrieron los 2,3 kilómetros de los que se compone su itinerario que volvió a acabar donde empezó: en la iglesia de Belén y San Roque. Allí aguardan ya las imágenes de esta cofradía fundada en 1946 cuyos 550 cofrades
ya han empezado la cuenta atrás para el Domingo de Ramos de 2024.