Juan Grande, el compás como filosofía de vida

Publicado: 26/02/2025
Es uno de los rostros más populares de la percusión y las palmas del barrio de Santiago; asegura que ha participado en la grabación de “unos 130 discos”
¿Se imaginan nacer en una casa donde los pinceles, la poesía, el cante, la guitarra y la cocina gitana se den la mano? Pues eso le ocurrió a Juan Márquez Carrasco hace cuarenta y tres años, que tomó el nombre de su padre, el recordado pintor Juan Grande. Santiago emanaba por entonces creatividad, aire fresco, bohemia, reunión y fraternidad. Mucho arte, en pocas palabras. En cualquier momento surgía la fiesta por bulerías y se hacía soniquete, bien con las palmas o en el mostrador, o en el servilletero.

Juan Grande es uno de esos niños que jugaban por el Arco de Santiago, empapándose casi sin darse cuenta de todo lo bueno que la vida le regalaba en esa crianza privilegiada. “Yo solo puedo sentirme agradecido de venir de dónde vengo, es una suerte”, comenta. No es para menos, pues su tío Diego Carrasco llamaba a la puerta de su casa a compás para ver a su hermana María o a su cuñado Juan, quien tantas letras le inspiró. Con tan solo trece años comenzó a acompañar a Navajita Plateá en sus conciertos, un grupo también del barrio que optó por una visión más contemporánea del flamenco y que barrieron en número de ventas. “Cuando con esa edad entraba en la sala de ensayos y veía tantos instrumentos, yo me sentía como un niño en una tienda de juguetes”, recuerda Juan, que es capaz de tocar la percusión en todas sus variables, el bajo, el piano, la guitarra, le gusta el cante y el baile… “ya luego es que se me dé mejor una cosa que otra, pero sí que intento llegar al alma del instrumento, conocerlo bien y hacerlo sonar de forma  especial. Para ser un profesional de alguno de ellos debes dedicarle todo el tiempo del mundo”.

Alumno aventajado de su generación, llegaba a Santiago después de las actuaciones y compartía la mañana con Luis de la Pica, El Capullo o El Bo, “una época muy especial porque cada uno te aportaba algo, no nos dábamos cuenta de lo que verdaderamente suponía eso”. Pronto comenzó su bagaje por los estudios de grabación, desde los artistas más cercanos como El Torta, Fernando Terremoto, El Mono… hasta las primeras estrellas internacionales como Alejandro Sanz y Niña Pastori, pasando por Remedios Amaya, La Tana, Estrella Morente, La Susi o un numeroso plantel de la guitarra como Vicente Amigo, Manuel Parrilla, Tomatito, Antonio Rey, “el tato” Morao, Diego del Morao o Paco de Lucía. “No me gusta dejarme a nadie fuera, pero han sido muchos, unos 130 discos he grabado y así se recoge en la AIE (Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes de España)”, explica. Ha compartido tablas con casi todos los artistas del momento en este género, como Isabel Pantoja. “Lo importante es que el protagonista esté a gusto, aportar un granito de arena para que la actuación sea más redonda”, continua.

A pesar de todo ello, Juan parece seguir siendo ese joven que le ilusionaba cada día, cada actuación. “Es cierto que a todos nos gusta estar en grandes escenario, pero, para mí, el mismo valor tiene esto que tocar música en directo conmi familia en alguna local porque el público recibe lo mismo. Además, te pones también nervioso”, bromea, “ahora hay una cantidad de buenos músicos impresionantes, como mi Ané, que tiene un talento increíble, no es porque sea mío”, cuenta.

Lleva por tanto toda la vida en esto, de hecho después de la entrevista sale corriendo para tocar con la Carrasco Family, aunque reconoce que “no es fácil vivir de esto”, animando a todo aquel que lea este reportaje a que “estudien en conservatorios o escuelas, porque no siempre te funciona solo el talento. Es importante la disciplina y dedicarle tiempo cada día, yo tengo en casa un pequeño estudio y le hecho mis horas”.

¿Y qué es el compás según Juan Grande? “Escuchen ustedes una explicación que da el tato Fernando de la Morena que decía algo como que es estar en un precipicio y donde no parece que quepa una medida más, la damos. Creo que no lo puedo explicar mejor que él”. Entonces, ¿es difícil tener compás? “Es difícil Juan mío, no nos vamos a engañar. Pero Jerez le nace de la raíz, de cuando están nuestras madres embarazadas, hablando se tiene compás, andas y andas a compás, o te caes incluso a compás”, explica siempre con una sonrisa y ese carisma tan propio de su gente.

Vuelve a salir a relucir esa época en la que Santiago veía pasar en el Bar de Agustín las horas del reloj y llega a soltar alguna lágrima. “Recuerdo a todos los que se nos han ido y no puedo evitarlo”, así es Juan, inquieto y sensible, intenso y sencillo, con un cofre de experiencias por descubrir.

 

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