Dionisio Díaz Fernández afronta su primera Semana Santa como presidente del Consejo local de la Unión de Hermandades, un cargo del que tomó posesión el pasado verano tomando el relevo de Pedro Pérez Rodríguez. Anteriormente ejerció como hermano mayor de la Hermandad de la Clemencia
Estamos a poco más de veinte días para que comience la primera Semana Santa de este Consejo. ¿Tras la aprobación de los horarios e itinerarios podemos decir que está todo cerrado?
–Nunca está todo cerrado, porque hay muchos flecos abiertos. Ahora estamos ultimando los detalles del Pregón, cerrando el periodo de renovación del alquiler de palcos y sillas, abordando con el Ayuntamiento cuestiones relacionadas con la seguridad...
Durante todo el año se trabaja en coordinación con el Ayuntamiento, pero aún más si cabe en estas fechas...
–Trabajamos mano a mano con ellos desde que llegamos al Consejo el pasado mes de agosto. Hasta el momento todo han sido facilidades por su parte y la relación es cordial tanto con la alcaldesa, Mamen Sánchez, como con Paco Camas. Ambas partes tenemos claro que trabajar en el engrandecimiento de la Semana Santa de Jerez es trabajar también en el engrandecimiento de la propia ciudad, que debe salir beneficiada de todos los grandes eventos que se celebran durante el año.
¿Cómo va la venta de palcos y sillas?
–Precisamente mañana (por hoy) acaba el plazo de renovación y van a quedar muy pocos palcos libres. El año pasado quedaron 53, muchos de ellos con visibilidad reducida, e incluso algunos de esos se han vendido esta vez. El lunes se pondrán a la venta los que hayan quedado libres, a partir de las diez de la mañana en la sede del Consejo, y por riguroso orden de llegada.
El montaje de los palcos siempre genera controversia. ¿Entiende las quejas de algunos establecimientos del centro?
–Claro que las entiendo, porque los cofrades también somos viandantes e incluso algunos miembros del Consejo tienen pequeños comercios en el centro que se ven afectados por todos los movimientos que se hacen en la vía pública. No somos ajenos a esas molestias.
¿Se compensan las molestias que se ocasionan?
–Podríamos decir que esto es algo parecido a lo que ocurre cuando se hacen unas obras. Las obras siempre son molestas, pero una vez que terminan se agradecen. Los comercios en general y los bares en particular se benefician de que buena parte de la Semana Santa se desarrolle en el centro, porque la presencia de las cofradías permite que muchos jerezanos se acerquen esos días a esta zona de la ciudad y eso siempre es importante. Lo ideal sería que las molestias fueran menores, y en esa dirección trabajamos conjuntamente el Ayuntamiento y la Unión de Hermandades.
¿A qué se dedica el dinero que se ingresa por el alquiler de sillas y palcos?
–Los beneficios que se generan del alquiler de sillas y palcos se distribuyen entre todas las hermandades, que son quienes hacen posible que se genere ese ingreso, porque sin hermandades no habría palcos. Hay que tener en cuenta que las cofradías no perciben ningún tipo de subvención, algo que sí ocurre en otras ciudades.
¿Revierte ese dinero en la ciudad?
–Por supuesto, porque ese dinero contribuye a que las hermandades puedan pagar a numerosos profesionales que viven de la Semana Santa durante todo el año. Alrededor de las cofradías existe una actividad económica que nadie parece tener en cuenta: escultores, bordadores, orfebres, tallistas, cererías, músicos... La lista sería interminable. Y todo ello sin olvidar la importante labor social que desarrollan las cofradías a lo largo de todo el año y que también se nutre de esos ingresos.
¿Qué supone ese ingreso para algunas hermandades?
–Para las cofradías que tienen una nómina de hermanos muy amplia ese ingreso es un extra dentro de su presupuesto, pero para las más modestas es básico para poder salir a la calle con la prestancia que debe exigirse en una ciudad como Jerez, que apuesta por su proyección nacional e internacional.