El primer largometraje de ficción dirigido por Ainhoa Rodríguez se ha presentado este domingo en la sección oficial del XIV Festival de Cine de Málaga
Lo que empezó como un taller sobre cine y mujer en la comarca extremeña de Tierra de Barros ha terminado siendo el primer largometraje de ficción dirigido por Ainhoa Rodríguez, quien define 'Destello bravío' como "la historia de un pueblo suspendido en el tiempo y en descomposición".
"Es un pueblo que sueña con su infancia perdida y con recuperarla, y unas mujeres que aguantan el peso de las tradiciones heredadas, pero que poseen una fuerza física, soñadora y sexual que va a mover montañas", ha afirmado en rueda de prensa Rodríguez, que ha presentado este domingo la película en la sección oficial del XIV Festival de Cine en Español de Málaga.
La directora viajó a esa comarca, de donde procede su familia, "cargada de ideas, imágenes, propuestas y sueños", y trabajó con un guion "que estaba abierto y vivo, era orgánico".
Al mismo tiempo que hacía las numerosas pruebas de reparto y los ensayos, seguía "construyendo el guion y surgían hilos argumentales", en un trabajo "muy libre y sin corsés", porque Rodríguez sostiene que "el arte tiene que romper con lo establecido".
En aquel taller en el pueblo sobre cine y mujer, que trataba sobre cómo se ha representado a las mujeres en este ámbito, reunió a un grupo de vecinas "que no se perdieron ninguna sesión en varios meses", y finalmente se convirtieron "en unas amigas".
"Fue un proceso de confianza mutua y un acto de fe. Todo fue natural y se fue produciendo esa magia ante la cámara", ha explicado Rodríguez, que ve como "una apuesta muy firme" haber contado en el reparto "con mujeres reales, no con actrices".
Considera que "la fabulación, que es también un tema troncal de la película, es esencial en cualquier sociedad para encontrar un sentido a la existencia", y que "hay que fabular para volar lejos".
Respecto al montaje, ha apuntado que la película tiene "una estructura en espiral, en torno a la rutina del pueblo", y que "lo más esencial era darle el punto de suspense por la amenaza de la desaparición del tipo de vida tradicional y la llegada del mundo globalizado".
Una de esas "mujeres reales" del reparto es Carmen Valverde, quien ha calificado este trabajo como "una experiencia estupenda en un pueblo pequeño en el que nunca pasa nada extraordinario".
"Llegó Ainhoa y puso todo patas arriba. Empezamos con los talleres y nunca pensamos que esto llegaría a lo que ha llegado, con mujeres amas de casa normales y corrientes", ha añadido Valverde.