Ramón Sagarzazu, quien según la policía francesa había asumido la jefatura del aparato logístico de ETA desde el verano de 2004, mantuvo responsabilidad también en el aparato político y preparaba negociaciones con el Gobierno cuando fue arrestado en mayo de 2005.

El capitán de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) francesa, Emmanuel Layet, relató ayer en el juicio que se celebra en el Tribunal de lo Criminal de París contra Sagarzazu, Oier Goitia y Bernard Sansebastián, que al primero se le incautó un lápiz de memoria en el que había un texto sobre una “pre-reunión” preparatoria de las negociaciones con vistas a un alto el fuego de la organización terrorista.

El documento, con fecha de 16 de mayo de 2005, daba cuenta de ese encuentro en el que había participado Sagarzazu con intermediarios de “una ONG del Premio Nobel” y con un representante del Ejecutivo español para fijar las lenguas de la negociación (español y francés) y el lugar (un pueblo de los Pirineos, aunque los intermediarios proponían como alternativa Noruega), indicó Layet.

El relato sobre esa “pre-reunión” se vio corroborado por la “cantada” que se le requisó al presunto dirigente etarra ya en prisión el 5 de septiembre de 2005, en la que pretendía explicar a la dirección de la banda las circunstancias de su detención, junto a Goitia y Sansebastián en un piso franco de ETA de la localidad de Romans sur Isère el 23 de mayo de ese año.

Siempre según lo señalado ayer por Layet, en su “cantada”, Sagarzazu indicaba que en un interrogatorio un policía le había preguntado si estaba preparando “una reunión con Zapatero”, a lo que el acusado le replicó al agente diciendo “y vosotros lo vais a enviar todo a paseo”.

El capitán antiterrorista insistió en que en 2004, y a raíz de la oleada de arrestos que había diezmado las filas de algunas estructuras de ETA, “Sagarzazu pasó del aparato internacional al de la logística y tenía un papel de dirección en la logística”, al tiempo que tenía igualmente “vínculos con el (aparato) militar”.

Para Layet, el papel de jefe de Sagarzazu queda en evidencia por las misiones que llevaba a cabo, como el reparto de dinero, de correo y de instrucciones a sus subalternos, entre los que estaban los otros dos que se sientan con él en el banquillo, que se prolongará al menos hasta el miércoles de la semana próxima.