Tras participar en actos protocolarios y un homenaje militar, el nuevo presidente llegó a la Casa Blanca dispuesto a estampar su firma en 17 nuevas medidas
Estados Unidos pasó este miércoles la página del Gobierno de Donald Trump con la toma de posesión del nuevo presidente, el demócrata Joe Biden, que en sus primeras horas en la Casa Blanca firmó un paquete de medidas para deshacer el legado de su antecesor.
Trump madrugó y abandonó la Casa Blanca poco después del amanecer en Washington, con el firme propósito de romper con dos de las tradiciones de las que presume la democracia estadounidense: asistir a la toma de posesión de su sucesor y entregarle las llaves de la residencia presidencial.
El ya exmandatario salió en helicóptero rumbo a la base militar de Andrews, donde le esperaba el Air Force One para llevarle por última vez a Florida, a la mansión de Mar-a-Lago, donde los Trump han fijado su nueva residencia.
Antes de partir, Trump pronunció un breve discurso en el que dejó la puerta abierta a presentarse en 2024 mientras sonaba "I did it my way" ("Lo hice a mi manera") de Frank Sinatra; un acto que eludieron los líderes del Partido Republicano, liberados por fin.
UNA INVESTIDURA ATÍPICA
Esos líderes republicanos prefirieron acompañar a Biden a misa a la catedral católica de Washington (Biden el segundo presidente católico de la historia de EE.UU. después de John F. Kennedy) que despedir a Trump, al que le han dado la espalda en las últimas semanas tras el asalto violento del Capitolio el 6 de enero.
Biden recorrió después las desangeladas calles de Washington, tan solo ocupadas por periodistas y un enorme despliegue militar, hasta el Capitolio para jurar el cargo como presidente número 46 justo después de que lo hiciera Kamala Harris como la primera vicepresidenta de la historia estadounidense.
Su discurso no fue una proeza de la oratoria como los que solía pronunciar Barack Obama, ni sorprendió a nadie con promesas nuevas, pero sirvió para dejar claro que el referente de Biden para guiar al país se remonta mucho más atrás en la historia de Estados Unidos: el mandato de Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), que sacó a sus compatriotas de la Gran Depresión.
"Seremos juzgados, ustedes y yo, por cómo resolvamos esta cascada de crisis de nuestra era. ¿Estaremos a la altura de la ocasión? ¿Seremos capaces de superar este hora extraña y difícil?", planteó Biden ante el Capitolio.
"Estados Unidos ha sido puesto a prueba y saldremos más fuertes", insistía el nuevo presidente desde la escalinata del Capitolio, donde llamó a poner fin a la "guerra no civil" entre demócratas y republicanos, progresistas y seguidores de Trump.
17 MEDIDAS EN EL PRIMER DÍA
Tras participar en actos protocolarios y un homenaje militar, el nuevo presidente llegó a la Casa Blanca dispuesto a estampar su firma en un paquete de 17 medidas urgentes, la mayoría destinadas a deshacer el legado dejado por Trump.
Biden suspendió la salida de EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aprobó su reingreso al Acuerdo del Clima de París, suspendió la construcción del muro fronterizo con México y puso fin al veto migratorio a los países de mayoría musulmana.
También presentó un amplió proyecto de ley para regularizar a 11 millones de inmigrantes indocumentados.
LA TOMA DEL SENADO
En paralelo, Kamala Harris regresó al Senado dos días después de renunciar a su escaño pero esta vez como presidenta de la Cámara Alta, puesto que le corresponde como vicepresidenta del país.
Harris tomó el juramento a los tres nuevos senadores demócratas que se incorporaron al hemiciclo y que dan a partir de ahora la mayoría al partido de Biden en ambas cámaras legislativas.
El senador Chuck Schumer relevó así como líder de la mayoría en el Senado al republicano Mitch McConnell, que ha ocupado el cargo los últimos seis años, abriendo la puerta a Biden para que apruebe su agenda legislativa.
FIESTA EN PANDEMIA
La pandemia y la crisis política hicieron que la de Biden fuese la investidura más atípica que se recuerda, por lo que el nuevo mandatario y la flamante primera dama, Jill Biden, tampoco pudieron celebrar los tradicionales bailes presidenciales.
En su lugar, se organizó una espectacular gala televisiva con Tom Hanks como maestro de ceremonias y con la participación de Hollywood y el mundo del espectáculo, que tendieron al alfombra roja a Biden, mientras el cielo de Washington se cubría de fuegos artificiales.