La pandemia de coronavirus ha tenido un "notable impacto" en los niveles de conflicto y violencia en el mundo al generar más incidentes de agitación civil e inestabilidad política, según destaca el Instituto de Economía y Paz en un informe divulgado este jueves.
El documento anual -ya en su 15 edición-, que evalúa 163 estados y territorios y cubre el 99,7 % de la población mundial, revela que el nivel medio de la paz global se deterioró en 2020 en un 0,07 por ciento, con mejoras identificadas en 87 países y deterioros en 73.
Sus hallazgos muestran "un mundo en el que los conflictos y las crisis emergidas en la última década han empezado a remitir, pero solo para ser reemplazados por una nueva ola de tensión e incertidumbre, resultado de la pandemia de covid-19 y las tensiones crecientes entre muchas de las principales potencias".
El fundador de ese instituto, Steve Killelea, dijo a Efe que "el deterioro (en la paz global) ha estado impulsado por tres factores principalmente: manifestaciones violentas, inestabilidad política y militarización ", que guardan "una relación directa con la covid-19 y la caída económica que ha propiciado".
El experto considera que "los efectos colaterales económicos de la pandemia crearán más incertidumbre, especialmente para países que ya tenían otros problemas antes".
PANDEMIA Y AGITACIÓN CIVIL
El informe encuentra que "la creciente inquietud por los confinamientos y la incertidumbre económica en aumento resultaron en un incremento de la agitación civil en 2020".
De hecho, se registraron más de 500 incidentes de violencia relacionados con la crisis del coronavirus entre enero de 2020 y abril de 2021 aunque el texto sostiene que "es demasiado pronto para calibrar los efectos en el largo plazo de la pandemia sobre la paz".
Las condiciones económicas que se están dando en muchas naciones aumentan la probabilidad de que se genere inestabilidad política y manifestaciones violentas, según el instituto, que nombra a India, Chile, Italia, Francia, Alemania y Suráfrica como los países que sufrieron un impacto particular por el virus.
Según el índice, Islandia sigue siendo el país más pacífico del mundo -desde 2008-, seguido de Nueva Zelanda, Dinamarca, Portugal y Eslovenia, mientras que Afganistán es el menos pacífico por cuarto año consecutivo, seguido de Yemen, Siria, Sudán del Sur e Irak.
Europa es la región más pacífica -ocho de los diez países en lo alto de ese ránking se ubican en ese continente- mientras que Singapur cae del "top ten", reemplazado por Irlanda.
Solo tres de las nueve regiones del mundo se han vuelto más pacíficas el pasado año y la mayor mejora se dio en Oriente Medio y África del Norte.
ESPAÑA SUBE UNA POSICIÓN
En el ránking, España ocupa la 31 posición -sube una-, detrás de países como Portugal (4), Alemania (17), Bélgica (20) y delante de Francia (55).
El texto indica que al igual que Italia, Alemania e Irlanda, España experimentó manifestaciones violentas anticonfinamiento en las que los activistas arrojaron objetos a la policía, rompieron escaparates, incendiaron cubos de basura o activaron bombas de humo.
Killelea apunta que "comparte muchos puntos en común con otros europeos" y mostró mejorías en indicadores como "terrorismo, tasa de homicidio, encarcelación, conflicto interno y militarización".
Como tendencia clave negativa, el texto remarca el aumento de la agitación civil globalmente en un 10 % -con el mayor deterioro en Bielorrusia- y registra un total de 14.871 manifestaciones violencias, protestas y disturbios a nivel global en 2020.
El mayor deterioro se dio en Estados Unidos, debido al aumento en los niveles de inestabilidad política, homicidios y manifestaciones violentas, seguido de Suramérica, a causa de las subidas en el crimen violento y agitación civil.
En otro apartado se destaca la "violencia" como un asunto crucial citado por muchas personas en todo el mundo como el mayor riesgo a su seguridad diaria, en casi un tercio de los países.
De hecho, más de un 50 % de personas de Afganistán, Brasil, Suráfrica, México y la República Dominicana ven la violencia como el mayor riesgo al que se enfrentan en sus vidas cotidianas.