El gafe de Montero

Publicado: 16/06/2025
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Viva Sevilla

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Rafael Belmonte Gómez, diputado por Sevilla en las Cortes Generales, diserta sobre la figura de María Jesús Montero y su "gafe"
Se han convertido en meme las declaraciones de María Jesús Montero en el descanso de la final europea entre el Betis y el Chelsea. Ya algún periodista había avisado en la prensa local del mal fario de la vicepresidenta del Gobierno, recomendándole que se quedara en casa a la vista de sus antecedentes. Desconozco el humor con el que la ministra de Hacienda se habrá tomado estas chanzas, que en el fondo no son más que eso: un motivo de divertimento. Ni siquiera mis amigos béticos del PP piensan que su equipo perdiera por culpa de ella.

De otras desgracias, en cambio, sí podemos culparla con fundamento. Porque la clase de gafe que define a la señora Montero -y la que la convierte en un personaje político peligrosísimo para la vida pública- es la del gafado que se trabaja concienzudamente su mala suerte. La ministra de Hacienda me recuerda a un tipo que conocí de joven que era una especie de imán  para las desdichas. Desde la distancia, era difícil de entender por qué, pero, una vez que lo empecé a tratar, comprendí que acumulaba méritos para la adversidad. No es que la mala suerte lo persiguiera, sino que él perseguía la mala suerte con su incapacidad y sus contradicciones. Y lo peor es que no se perjudicaba solo a sí mismo, sino que ponía en peligro a todos los que en algún momento cometimos la temeridad de tratarlo.

El suyo era el gafe más trabajado y menos fortuito del mundo:un gafe fruto de su torpeza. Como el de la señora Montero. Su incompetencia es nuestra mala suerte. Cojan un lápiz y apunten.

Nunca habíamos estado dos años sin presupuestos. Nunca el Gobierno de España había incumplido con su obligación de remitir al Parlamento el proyecto de Presupuesto para su discusión. Nunca la Agencia Tributaria había estado más desprestigiada. Nunca había sufrido tan aplastantes y sonoras derrotas en los tribunales y nunca se había extendido más la sensación de que actúa como una maquinaria chantajista y depredadora. Nunca había sufrido el bochorno de ver anulada por una sentencia su pretensión de nombrar como funcionarios interinos a opositores suspendidos saltándose los principios constitucionales de mérito y capacidad.

Nunca, pero nunca, el sistema de financiación autonómica se había puesto de forma tan burdaal servicio del independentismo y nunca, pero nunca, el presupuesto de los españoles se había manejado de una forma tan sectaria e insolidaria, con la única finalidad de conservar en el poder al presidente del Gobierno. Nunca su Ministerio había caído tan bajo y nunca se había convertido en el ente instrumental para satisfacer las presiones de un chantaje político. Nunca un Gobierno había logrado rebelar y encender de una forma tan intensa a las comunidades autónomas, aun a las de su propio partido.

Nunca se había asfixiado y exprimidode tal forma el ahorro de los españoles, incrementando todas y cada una de las figuras impositivas, aprovechándose de la inflación para cobrar el mayor tipo medio de IRPF de la historia y, encima, presentando todo ese incremento de la recaudación como un éxito. Nunca, por todo lo anterior, los españoles habían sentido más rechazo a esa afirmación de que “Hacienda somos todos” y nunca se habían sentido menos motivados para cumplir con sus obligaciones fiscales.

Ese es el gafe de la vicepresidenta de Gobierno que realmente nos preocupa. Un gafe que en Andalucía ya conocíamos todos, de sus etapas en Sanidad y Hacienda. Me limitaré a recordar algunos de sus más conocidos episodios de “mala suerte”. 

Cuando estuvo en Hacienda, la candidata del PSOE a la Junta de Andalucía, entre 2013 a 2018, los números rojos de la Comunidad crecieron en casi 10.000 millones, hasta sobrepasar el 21% del PIB regional. El 86% del actual endeudamiento total de la administración andaluza, el 86%, ojo, que se dice pronto, es el legado de los gobiernos del PSOE y particularmente del “mal fario” de la señora Montero.

Y eso que, en sus cinco años previos como consejera de Salud, entre 2009 y 2013, la elegida por Sánchez para reconquistar a Andalucía, la que ahora desde Madrid clama por el destrozo de la sanidad pública andaluza y se erige en abanderada del sistema público y archi-enemiga de los conciertos, recortó en casi 1.500 millones el gasto en la sanidad pública andaluza, el mayor ajuste de la historia reciente, al mismo tiempo que aumentaba el gasto en conciertos hasta el 4,6%.

Aunque para episodio flagrante de este tipo de gafe made by Montero, el del cierre del Hospital Militar. Entregado por Defensa en perfecto estado de revista y abandonado y clausurado años después,después de enterrar una inversión millonaria.

El gafe de la vicepresidenta del Gobierno de España es el gafe general de su Gobierno, y el que tenemos todos los españoles con él, que no es fruto del azar, sino de la más contumaz incompetencia. A la vista de las manos en las que estamos, poco nos pasa, para lo que podría pasarnos.

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