Antonio Rodríguez Babío es, desde hace un año, el
delegado diocesano de Patrimonio del Arzobispado de Sevilla, una diócesis encargada de velar por la conservación de un patrimonio artístico y patrimonial de incalculable valor. Antonio reconoce que esta pasada noche se acostó “preocupado, consternado y triste”, con las imágenes todavía humeantes de una
catedral de Notre Dame en llamas, que han enmudecido a media humanidad.
“Me preguntaba cómo es que no funcionó el plan de seguridad de la obra. Y pensé en si había un cargo en la diócesis parisina como el mío… No querría verme en su piel”, confiesa el responsable de Patrimonio del Arzobispado hispalense. “Nunca se puede decir que no te puede ocurrir algo igual, pero, por ejemplo, en el caso de la
Giralda el plan de seguridad es muy importante, porque sabemos que estamos trabajando en un símbolo de Sevilla”.
Antonio Rodríguez Babío estudió Arquitectura en la Universidad de Sevilla, se hizo cura y, posteriormente, fue enviado a Roma para especializarse en la gestión de bienes culturales. Sabe, pues, cuál es ahora el debate que se abrirá sobre la reconstrucción de Notre Dame. ¿Qué tipo de intervención hay que hacer? “Cada caso es único y hay que estudiarlo bien, pero en el caso de
Notre Dame, es un hito que trasciende su condición de catedral. Entiendo que se hará una reconstrucción fiel”, augura. Una reconstrucción que, a su entender, debería incluir la recuperación de la aguja que se desplomó, porque “forma parte del perfil reconocible por los parisinos y por todo el mundo”, apostilla el delegado diocesano de Patrimonio.
Antonio Rodríguez Babío confía en que un hecho tan traumático como éste “nos ayude a extremar la precaución” y a saber
valorar el enorme patrimonio que tenemos en la ciudad y la provincia de Sevilla. “Por eso son tan importantes las
actuaciones preventivas. En una diócesis como la de Sevilla cuando no es una cosa es otra”, explica el máximo responsable de la gestión y conservación del patrimonio religioso y artístico de Sevilla.