Una semana del cole en casa: aprendiendo nuevas rutinas con paciencia

Publicado: 20/03/2020
Las familias salvan la primera semana lectiva de clases en las casas habiendo aprendido la lección: hay que dosificar fuerzas por si el aislamiento se alarga
Este viernes se cumple la primera semana lectiva en casa después de que el estado de alarma obligara a suspender las clases para evitar la propagación del coronavirus. El consejero de Educación de la Junta de Andalucía, Javier Imbroda, ha enviado a toda la comunidad educativa un mensaje de agradecimiento por el esfuerzo que están haciendo para adaptarse a una situación inédita en la que, además de intentar que los alumnos no pierdan el curso, hay que aprender nuevas rutinas sin perder la paciencia.

En la clase de primero de Primaria de San José de las Mercedarias, colegio concertado del Centro de Sevilla, la primera semana de clases en casa termina con la primera lección aprendida: el confinamiento puede alargarse más allá de las dos semanas decretadas y hay que dosificar fuerzas.

Todos los días, a las nueve de la mañana en punto, la profesora de los pequeños envía las tareas por correo electrónico, un mail que termina siempre con un mensaje de ánimo. Sabe bien lo que dice.

Los padres, que teletrabajan desde casa la mayoría, tienen disponible a la maestra hasta las 14.00 de la tarde. Los primeros días de la semana, los correos eran constantes, unos pidiendo ajustar los deberes y tareas a la realidad de que los padres tienen también que trabajar; otros llamando la atención sobre el hecho de que si hay que imprimir muchas fichas, la tinta de las impresoras puede gastarse y los folios, también, y no hay posibilidad de reponerlos con facilidad por el aislamiento; otros reclamando ayuda porque no se les abren los enlaces y los archivos que se han enviado…

Los grupos de WhatsApp, que sacan de apuros y desquician a partes iguales y que incluso inspiran películas como Padre no hay más que uno, son estos días una herramienta clave para que las familias se ayuden y resuelvan dudas. En estos chats, el coronavirus ha conseguido que se deje de preguntar por los babis, las rebecas y los chaquetones extraviados para compartir todo tipo de información y actividades que hacer para rellenar las horas del día que, a los más pequeños, por momentos, se les hace eterno.



Marta, madre de Álvaro, reconoce que está aprovechando estos días para hacer limpieza “y tirar tela de chismes”. “A la una de la tarde tenemos nuestra excursión, que es a la azotea. Es nuestro parque: sacan las bicis, las pelotas y jugamos hasta al tenis. Aunque vamos a tener que dejar de hacerlo porque ya hemos embarcado cuatro pelotas en las casas de los vecinos”, reconoce entre risas.

En la casa de Reyes, estos días ha estudiado con el niño, ha trabajado y ha seguido preparándose un máster en el que está inmersa. “Antonio necesita saltar, correr, desfogar… ¡En la azotea hemos hechos hasta zumba!”, relata esta madre que reconoce que los nervios se pierden en “momentos puntuales”. La secunda Arantxa, que se agarra al momento en el que puede bajar a la calle para ir a la farmacia o al supermercado. “Menos mal esos ratitos”, dice. Patricia reconoce que algún que otro grito se le ha escapado, pero “se está portando bien, sí”, apunta con cariño al hacer balance de la primera semana de clase doméstica con su hija Patricia.

Isabel es profesora en un centro de Formación Profesional y la primera semana ha estado “desbordada”. “Ha sido horrible pero no por Álvaro, que es casero, sino porque he estado desde las 7.30 de la mañana a las nueve de la noche delante del ordenador contestando correos de los alumnos, evaluando, corrigiendo tareas, subiendo notas… Y todo es nuevo”.

Fátima, madre de Bruno, se sincera: “Yo la teoría me la sé como todo el mundo: es tiempo de valorar lo que tenemos y a lo que no echamos cuenta. Pero luego están las horas interminables, el teletrabajo de locos… También está la bendita cara b: nunca bailé tanto con mi hijo, ni pasamos tanto rato juntos desde bebé; ni dije tantas veces te quiero, ni pensé tanto en el que vive solo o el que está lejos de su familia... tampoco nunca deseé salirme de tantos grupos”.

Este viernes, los profesores mandan sus correos diarios con las tareas recordando a las familias que “se acaba la semana y con ella nos hemos demostrado a nosotros mismos que podemos conseguir superar cualquier adversidad”. Hoy, el grupo de WhatsApp de primero de Primaria de San José de las Mercedarias repetirá al final de la maLos pañana el mensaje que sustituye ahora a los “yo no lo tengo” en bucle para aclarar que ni el babi, ni la rebeca ni el chaquetón extraviado lo traen en la mochila los pequeños: “¡Mucho ánimo, familias, un día menos!”.

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