La ciudad murciana de Lorca ha entrado en la recta final del proceso de reconstrucción que emprendió hace una década, cuando un doble terremoto destruyó su casco urbano, en el que viven 63.000 habitantes, y causó nueve muertos, 324 heridos y daños por más de 1.200 millones de euros.
Volver a poner en pie la ciudad, en la que fueron derribadas casi 1.700 viviendas -1.152 de ellas habitadas en el momento de los seísmos-, en solo una década ha sido una labor titánica que las autoridades elevan a paradigma mundial de la recuperación tras una catástrofe natural.
“Diez años después podemos decir que Lorca es una ciudad mejor y un ejemplo de reconstrucción integral”, afirma el presidente de Murcia, el lorquino Fernando López Miras, a lo que el alcalde, Diego José Mateos, añade que la localidad ha sido un modelo internacional de superación al “volver a resurgir de ente los escombros”.
“Ahora hay que pasar página”, se escucha en conversaciones de bar y en la calle entre lorquinos que quieren olvidar lo sucedido en 2011 porque el escenario de 2021, en plena pandemia y con una crisis económica galopante, no permite tampoco regodearse en desgracias del pasado.
Sin embargo, la ciudad no olvida y este lunes consagra un parque construido en el barrio de La Viña, zona cero de los seísmos, al recuerdo de los temblores y de la devastación que causaron.
Se llama “Parque 11 de mayo”, en él se han plantado nueve árboles en memoria de las víctimas mortales de la tragedia y un pequeño auditorio al aire libre recuerda a José Alberto Lario, portavoz de la plataforma de damnificados, que murió hace un año sin ver la reconstrucción terminada.
Una década después el foco volverá a Lorca el 11 de mayo con un acto memorial con cien invitados, entre los que se encuentra la ministra de Defensa, Margarita Robles, el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el expresidente autonómico Ramón Luis Valcárcel, que tenían responsabilidades de gobierno en 2011, para recordar lo ocurrido y rendir homenaje a las víctimas.
Aquella tarde de mayo la ciudad “tembló como una casa construida sobre un flan”, dice el geólogo Juan Antonio López, que recuerda que se dieron las circunstancias para una “tormenta perfecta” que desencadenó la mayor catástrofe sísmica de España desde 1969, cuando otro seísmo de 7,5 grados de magnitud en la escala de Richter sembró el pánico en la costa de Huelva.
En el caso de Lorca la escasa profundidad a la que se produjo el temblor principal, 1,5 kilómetros bajo la ciudad, y la directividad, que provocó el “agolpamiento” de todas las ondas sísmicas en una misma dirección hacia el barrio de La Viña, multiplicaron el potencial destructivo del seísmo de 5,1 grados de magnitud.
La energía liberada fue equivalente a 200 toneladas de dinamita y el latigazo del temblor dañó en unos segundos 24.000 inmuebles y 800 locales de negocio y provocó desperfectos en 75 monumentos, además de en carreteras e infraestructuras públicas de todo tipo.
Reconstruir y reparar lo dañado ha costado unos mil millones de euros, la mayor inyección económica recibida por la ciudad en toda su historia, que ha sido aprovechada para reinventar Lorca, redefinir sus espacios y adaptarlos al siglo XXI, mejorando la sismorresistencia de las nuevas construcciones.
La recuperación ha costado al Estado más de 800 millones de euros, de los cuales 450 corresponden al Consorcio de Compensación de Seguros, que llegó a registrar 32.700 solicitudes de indemnización tras la catástrofe.
En 2012 el Ejecutivo autonómico obtuvo un préstamo de 185 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones para la recuperación de la ciudad tras los temblores y con ese dinero completará su puesta a punto antes de finales de 2023.
Se han rediseñado las calles y se han creado nuevos espacios verdes en busca de “una ciudad más amable, que da prioridad al disfrute” y que convierte al peatón en protagonista, mejorando la accesibilidad, dice el consejero de Fomento, José Ramón Díez de Revenga.
Además, se han destinado 60 millones de euros a la renovación completa de 140 kilómetros de 23 carreteras, se han construido dos puentes nuevos y 14 rotondas y se trabaja en una circunvalación para evacuar el tráfico del centro y en otra para interconectar los barrios altos.
Casi 80 millones han servido para darle al valioso patrimonio histórico dañado de castillos, palacios, monasterios, conventos e iglesias medievales, renacentistas y barrocas un nuevo esplendor que también ha llegado a históricos edificios civiles como teatros y ateneos.
Los monumentos restaurados contrastan con el declive del casco histórico, que resultó también muy afectado y que es la única asignatura pendiente de la reconstrucción, cuya solución se fía ahora a los fondos europeos Next Generation para la reconstrucción económica tras la pandemia del coronavirus.
El capítulo más controvertido de la recuperación de Lorca ha sido el de las ayudas públicas a los damnificados, cofinanciadas al 50 por ciento por los gobiernos de España y Murcia, que asumieron el pago conjunto de unos 80 millones de euros para reconstrucción y rehabilitación de viviendas, para la reposición de enseres y para el alquiler por necesidades de realojo.