Los forenses que realizaron la autopsia al niño de 11 años asesinado por su padre en abril de 2022 en Sueca (Valencia) han afirmado este jueves en el juicio que no suelen ver "cuadros con esa intensidad de traumatismos", con un cuerpo con 27 heridas de arma blanca y 41 erosiones, y con el arma homicida todavía alojada en el cuello de la víctima.
En la tercera sesión del juicio, que se celebra por el procedimiento del jurado, los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Valencia y los guardias civiles presentes en el levantamiento del cadáver han expuesto algunos de los detalles más crudos de este crimen.
Entre ellos que la víctima, un niño de 11 años, fue apuñalado sorpresivamente por su propio padre hasta en 27 ocasiones, y que en este proceso el menor trató de defenderse, de ahí las 41 erosiones, principalmente de carácter defensivo y en las manos.
Estos especialistas han explicado a los miembros del tribunal que, de todas las heridas que presentaba el cuerpo, únicamente una era mortal de necesidad por haber seccionado la arteria carótida y "casi con toda probabilidad fue la última".
Los dos especialistas del Instituto de Medicina Legal han coincidido en destacar que no suelen encontrarse "cuadros con esa intensidad de traumatismos en la sala de autopsias". "No hacemos autopsias como estas todos los días, con tantos traumas y con un arma homicida todavía alojada en el cuerpo".
El abogado defensor ha interrogado a estos peritos sobre si la muerte del menor fue rápida, a lo que éstos han respondido que sí.
Previamente han comparecido dos guardias civiles que participaron en la inspección de la escena del crimen y estuvieron presentes en el levantamiento del cadáver.
Ambos han explicado que no vieron rastro alguno de botellas de alcohol en la casa, ni tampoco observaron que el agresor estuviese bebido. "Más bien estaba ido, tembloroso, con la mirada perdida, y preguntaba si el niño estaba bien... Decidimos llevarlo al médico".
"Estaba vestido con un chándal lleno de manchas de sangre, pero se había lavado las manos y los brazos", han explicado.
El menor llevaba consigo un teléfono móvil en el momento de su muerte, un terminal que estaba desbloqueado y que los guardias civiles pudieron manipular. "Vimos que había enviado un mensaje a su madre a las 14.04 en el que decía 'pots vindre a arreplegar-me?' (¿puedes venir a recogerme?)".
A la conclusión de la sesión de este jueves el abogado defensor, Félix Beltrán, ha explicado a los periodistas que considera que el testimonio de los guardias civiles y el de los peritos que llamará a declarar mañana confirma su tesis de que el crimen "fue consecuencia de un arrebato, trastorno mental transitorio".
Este viernes está prevista la declaración de los peritos que evaluaron psiquiátricamente al procesado y a otros médicos que le habían atendido anteriormente.