Las dos belugas evacuadas hace doce días al Oceanogràfic de València desde el Delfinario NEMO de la ciudad de Járkov (Ucrania), devastada por la guerra, siguen adaptándose de forma "exitosa" a su nuevo hogar y han comenzado a interactuar con los dos ejemplares residentes a través de varias compuertas.
Los animales, un macho de 15 años llamado Plombir y una hembra de 14 años llamada Miranda, llegaron al Oceanogràfic la noche del 18 de junio en unas condiciones de salud delicadas, tras un largo viaje desde la zona de conflicto.
El director de Operaciones Zoológicas del Oceanogràfic, Daniel García, ha informado de que las dos belugas ucranianas se encuentran en fase de aclimatación después del transporte, "que supone un momento bastante estresante para los animales".
"Lo importante es ofrecerles calma, un entorno más o menos controlado y que arranquen a comer", ha explicado García en declaraciones a los periodistas.
El macho, ha informado, empezó a comer desde el primer momento mientas que a la hembra le costó un poco más, aunque llevan una semana "bastante estable" y han empezado ya a jugar con juguetes y a responder a los estímulos, dirigidos a que reciban su nuevo entorno como positivo.
García ha precisado asimismo que los dos animales han tenido ya los primeros contactos con las dos belugas del Oceanogràfic, Yulka y Kylu, a través de las compuertas, y los cuidadores están trabajando ahora para que las crucen y pasen a otra piscina.
"Estamos trabajando para que vayan conociendo su nuevo hábitat hasta integrarlos con el resto de animales", señala.
Respecto a su salud, ha indicado que las analíticas y muestras que se les han tomado "están saliendo bien".
Aportes hídricos
Los animales, ha detallado, llegaron al acuario español "un poco deshidratados" por lo que se les están donde aportes hídricos como gelatinas, para que el riñón elimine el exceso de creatinina y urea que tenían inicialmente.
García ha informado asimismo de que las posibles enfermedades infecciones han sido descartadas y se les han realizado también entrenamientos y pruebas veterinarias para ver si tenían patologías a nivel pulmonar.
Entre las pruebas diagnósticas realizadas destaca la detección de posibles patógenos respiratorios mediante placas del espiráculo y la revisión bucal con una cámara térmica para identificar posibles inflamaciones o infecciones dentales, informan desde el acuario.
También se les ha realizado una termografía de la boca, en la que se toma la temperatura para saber si hay alguna inflamación, infección o úlcera, que tampoco han aparecido.
García recuerda que las belugas son animales gregarios, que viven en grupo, por lo que "es importante la parte de sociabilización", aunque el momento del posible contacto en el mismo estanque "nos lo darán los animales".
Los cuidadores han dispuesto micrófonos en las piscinas para conocer su forma de comunicarse, ya que tienen dialectos diferentes, y si la relación es afectiva o agresiva con los ejemplares residentes.
"La hembra tiene muy buena afinidad y creemos que podría integrarse antes", mientras el macho "parece que necesitará más tiempo, pero entendemos que no debería tardar demasiado", ha señalado.