Los poceros

Publicado: 27/07/2025
Autor

Pepe Oneto

Además de cocinero y docente culinario, comunicador, especialmente gastronómico, en prensa escrita, radio, televisión e Internet y escéptico por naturaleza

Saboreando

Este espacio intenta humilde y modestamente contribuir en informar, formar y entretener

VISITAR BLOG
La mayoría de los vecinos solo repara en ellos cuando algo falla: una alcantarilla atascada, una inundación o un olor desagradable
Héroes invisibles del alcantarillado isleño. San Fernando tiene un corazón que late bajo sus calles, un corazón silencioso y oculto, formado por tuberías, pozos y galerías que recorren La Isla como venas invisibles. Pocos piensan en esa red subterránea que sostiene nuestro día a día, hasta que un problema nos obliga a mirar hacia abajo. Y es allí, en las entrañas de nuestra ciudad, donde trabajan hombres y mujeres cuya labor es tan dura como imprescindible: los trabajadores de Hidralia.

Esta empresa andaluza, contratada por el Ayuntamiento de San Fernando, se dedica a la gestión integral del agua y al mantenimiento del alcantarillado. Bajo la dirección del granadino José Luis Trapero, y con la supervisión del concejal delegado Javier Navarro -un hombre querido y cercano al mundo del Carnaval-, Hidralia presta un servicio esencial que, sin el esfuerzo y la profesionalidad de sus empleados, no tendría la eficacia que hoy la caracteriza.

Entre esos trabajadores se encuentra mi amigo el Pirulo, ejemplo vivo de compromiso y vocación. Quien lo ve trabajar, enfundado en su traje de faena, con las manos firmes y la mirada concentrada, entiende que este oficio no es solo un trabajo: es una misión silenciosa. Él y sus compañeros se enfrentan a la suciedad, a la oscuridad y al riesgo, pero lo hacen con una entrega admirable, conscientes de que su labor es vital para todos. Ellos son los “poceros” de hoy, guardianes de lo invisible, héroes anónimos que garantizan que la ciudad funcione en cada rincón, incluso en los días de temporales o lluvias torrenciales.

La mayoría de los vecinos solo repara en ellos cuando algo falla: una alcantarilla atascada, una inundación o un olor desagradable. Pero su tarea es mucho más amplia. Su trabajo es diario, constante, preventivo. Gracias a su dedicación, San Fernando puede estar tranquila; las calles no colapsan cuando llueve, el agua corre libre y la seguridad de los barrios está garantizada. Lo que para muchos pasa desapercibido, para ellos es un compromiso inquebrantable.

Hay algo profundamente humano en ver cómo se adentran en las profundidades de la ciudad, cómo limpian cada rincón, cómo revisan cada detalle para que todo esté en orden. Trabajan en condiciones que pocos aceptarían, pero lo hacen con orgullo. Y, sin embargo, rara vez reciben el reconocimiento que merecen.

Hidralia no sería nada sin las manos, el empeño y la experiencia de sus trabajadores. La tecnología y los recursos importan, pero el verdadero valor está en quienes ponen el cuerpo y el alma en cada tarea. Son los que madrugan para revisar las redes antes de que amanezca, los que se mojan en mitad de una tormenta para evitar que un barrio se inunde, los que, sin que nadie los vea, salvan nuestra rutina cotidiana.

Son héroes sin capa, sin focos ni aplausos. Pero cada día, con su trabajo, sostienen una parte fundamental de nuestra calidad de vida. Por eso este artículo quiere ser un aplauso para todos ellos, para el Pirulo y para cada miembro de ese equipo que, con su esfuerzo silencioso, mantiene viva la red que late bajo nuestros pies.

San Fernando tiene motivos para sentirse orgullosa de sus poceros. Porque el progreso de una ciudad no se mide solo por lo que brilla en la superficie, sino también por quienes cuidan de sus entrañas. Hoy toca darles las gracias, reconocer su entrega y aplaudir el valor de un trabajo tan invisible como esencial.

© Copyright 2025 Andalucía Información