China centrará este año sus esfuerzos en mantener la estabilidad política y social frente a un escenario adverso tras dos años de pandemia que lastran el crecimiento de un gigante asiático que también deberá ponderar el coste de su recién renovada alianza con Rusia.
La hoja de ruta anual del país fue avanzada por el primer ministro, Li Keqiang, en su informe preliminar durante la sesión inaugural del Legislativo chino (Asamblea Nacional Popular, ANP), normalmente la cita política más importante del año si no fuera porque en 2022 queda opacada por la celebración del XX Congreso del Partido Comunista (PCCh) en octubre.
"La futura celebración del Congreso significa que este será un año de gran trascendencia en el proceso de desarrollo de la causa del Partido y el Estado", proclamó el primer ministro chino sobre un cónclave en el que se espera que el presidente Xi Jinping cimente su ya inédito poder.
OBJETIVOS PRUDENTES
La segunda economía del mundo espera crecer este año en torno a un 5,5 %, una meta que se sitúa en la parte superior del rango del 5 al 5,5 % que vaticinaban los analistas pero que supone una de las tasas de avance más bajas previstas en las últimas décadas, también por debajo del 8,1 % registrado en el ejercicio anterior.
Con el avance ralentizado por la lenta recuperación del consumo y la inversión, la crisis inmobiliaria y tasas de paro -sobre todo juvenil- agudizadas por la pandemia, la frase "poner la estabilidad en primer plano" fue clave en el mensaje de Li.
"El análisis general de la situación nacional e internacional indica que los riesgos y desafíos con los que este año se enfrenta el desarrollo de nuestro país están aumentando notablemente, por lo que hemos de remontar y superar este bache", aseveró.
Así, a la meta de crecimiento se suma la creación de más de 11 millones de puestos de trabajo en las zonas urbanas, mantener el desempleo por debajo del 5,5 %, contener el alza del IPC en torno al 3 % y reducir el déficit fiscal hasta un 2,8 % y "sincronizar básicamente el aumento de los ingresos de la población con el crecimiento económico".
Esto incluye, avanzó el primer ministro, nuevas políticas tributarias de apoyo a la industria manufacturera, pymes y comerciantes autónomos.
"UNA CHINA DIGITAL"
El país también quiere redoblar su apuesta por una "China digital" fomentando la extensión del 5G y la construcción de infraestructuras, entre otras políticas.
"Liberaremos el potencial de los datos", aseguró Li tras un año en el que las grandes tecnológicas chinas han estado bajo la lupa de las autoridades y enfrentado fuertes multas por prácticas monopolísticas.
Li anunció también una "reforma a fondo" para "ampliar la apertura al exterior de alto nivel e impulsar el desarrollo estable del comercio exterior y de los fondos foráneos", con medidas de apoyo a las empresas exportadoras y "nuevos modelos de exportación".
Un revulsivo que también buscará el gigante asiático respecto a la inversión extranjera, que quiere centrar en las manufacturas de gama media y alta, la I+D, y los servicios modernos, además de canalizarla hacia las regiones menos desarrolladas del centro, el oeste y el noreste del país.
LA TRATA, SOBRE LA MESA
En materia social, China quiere consolidar sus avances en la eliminación de la pobreza, mejorar la equidad en educación y su calidad y promover "que la gente viva tranquila y trabaje satisfecha, y la sociedad se mantenga estable y ordenada".
"Combatiremos con dureza la trata de mujeres y niños, y garantizaremos firmemente sus derechos e intereses legales", avanzó Li en un momento de indignación social en China ante el recientemente divulgado caso de una mujer que vivió años encadenada.
Li reconoció asimismo la necesidad de "mejorar" con subvenciones y nuevos servicios la reciente política de natalidad de tres hijos por pareja ante el parón demográfico que amenaza el desarrollo del país.
SIN MENCIONES AL "COVID CERO" NI A UCRANIA
El futuro de la política de tolerancia cero a la covid-19 que mantiene a China aislada del resto del mundo desde hace ya dos años no salió a la palestra en este primer discurso, en el que tampoco se hizo mención a la crisis que atraviesa Europa por la invasión rusa a Ucrania, y que Pekín no ha condenado de forma explícita.
Pero en este contexto, se anunció que China aumentará su gasto de Defensa un 7,1 % este año hasta los 1,45 billones de yuanes (229.513 millones de dólares, 209.646 millones de euros), cifra que se revisará durante el plenario anual de la ANP, que durará hasta el próximo sábado.
El dato se da además a conocer tras un año de crecientes tensiones con Taiwán, territorio sobre el que China reclama la soberanía y respecto al que Pekín va a "persistir" en sus políticas actuales, como el principio de "una sola China", para "resolver la cuestión".
"Queremos impulsar el desarrollo pacífico de las relaciones a ambos lados del estrecho de Taiwán, así como la reunificación de la patria. Combatiremos tanto las actividades secesionistas en pro de la 'independencia de Taiwán' y la intromisión de fuerzas externas en este asunto", agregó.
En una escueta mención a la política exterior, el primer ministro resaltó que China "perseverará" en que esta sea "independiente y de paz".
"Defendemos el orden internacional y haremos nuevas y mayores aportaciones a la promoción de la paz y la estabilidad, el desarrollo y la prosperidad mundiales", agregó.