Desde hace más de un año a esta parte hemos mantenido en la redacción del periódico animados debates en torno a la candidatura del PP a las elecciones municipales de Jerez. Unos debates que el propio PP se ha encargado de alimentar sucesivamente desde aquella fatídica noche de mayo de 2020. Las posiciones, se las resumo, siempre se han dividido en dos: a un lado los que entendían que Antonio Saldaña sería el candidato en 2023; al otro, los que creían probable el relevo. Lo curioso es que, tanto en uno como en otro caso, se daba por cierto un mismo punto de partida: Saldaña carecía de los apoyos necesarios en Sevilla para dar por finiquitado el debate.
Es cierto que la situación se presta al ejercicio de cierta política ficción, pero teniendo presente asimismo que es la propia realidad la que se empeña en imitar a la ficción. Así, en el primer supuesto, Saldaña será el candidato porque: a) si vuelve a perder las elecciones, el PP-A ya no encontraría motivos para alentar sus aspiraciones; y b) si se convierte en alcalde, bajo las circunstancias que fueren -apunten la suma de votos de un lado frente a la del otro lado-, no le iban a faltar los abrazos, las palmadas en la espalda y un “qué grande eres, Antonio”, de los mismos que lo evitan ahora.
En el segundo supuesto: el PP no se puede permitir un candidato al que le van a estar recordando por activa y por pasiva la fatídica noche -han pasado dos años y nadie lo ha olvidado (en Diputación se ha dado un reciente episodio)- y al que determinados sondeos sitúan en desventaja -por supuesto, no los que él ha aireado- o peor posicionado que, por ejemplo, María José García-Pelayo para lograr el objetivo.
De las dos opciones, la que siempre ha contado con mayor respaldo ha sido la primera, ratificada incluso por la propia García-Pelayo en la entrevista concedida a 7 TV hace apenas tres semanas, cuando se autodescartaba para concurrir en las municipales.
Sin embargo, todo ha saltado por los aires apenas confirmada la convocatoria anticipada de elecciones autonómicas, una vez filtrados los planes del PP-A para su candidatura al Parlamento por Cádiz y, especialmente, sus consecuencias sobre el partido en Jerez.
Esos planes, trasladados a los interesados, sitúan a Saldaña en la candidatura al Parlamento, la misma de la que fue relevado por Alfonso Candón en 2018 pese a su empeño por seguir formando parte de la misma, y a Pelayo como la más que probable candidata a las municipales de 2023, aunque manteniendo sus opciones de seguir vinculada al Congreso, lo que abre asimismo una especie de multiverso en torno a los itinerarios que puede seguir el partido en Jerez a partir de este mismo año.
El ya exconcejal del PP, Antonio Montero, lo ha resumido a través de las redes sociales con un pretendido mensaje subliminal en el que aparece él mismo en la sede del partido durante una comparecencia bajo el lema de “Jerez gana”.
Visto desde fuera lo que sí parece es una jugada cien por cien ganadora para Saldaña: tienes cuatro años garantizados en el Parlamento, vividos desde la óptica del gobierno, apuntándote desde Sevilla tantos en favor de Jerez y evaluando las opciones de reconducir tu carrera política a medio y largo plazo.
La jugada de las municipales, en cambio, equivale ahora mismo a un cara o cruz, a un todo o nada, con el background de una derrota en 2019, una ciudad en calma, con diez mil parados menos que cuando gobernó el PP, con el centro y las barriadas en obras, y, vale, tal vez una alcaldesa que no despierte un entusiasmo desaforado, pero cada vez más presente en la calle, y , tal vez también, la confianza de que la ola de Feijóo y Moreno termine por impulsar las opciones dentro de un año, pero ¿quién se atreve a hacer planes con tanta antelación después de todo lo aprendido?
Eso, visto desde fuera. Desde dentro, como escribió Mandela, cada cual es “amo de su destino y capitán de su alma” -Saldaña tendrá claro lo que debe o puede hacer-, aunque a estas alturas, y a falta de lo que se confirme de aquí al sábado, la cita solo sirva como mero recurso retórico frente a un PP-A empeñado en reescribir su propio multiverso.