El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha pedido a las instituciones organizadoras del Congreso de la Lengua, que se celebrará en Cádiz del 27 al 30 de marzo, realizar un ejercicio de "pudor y prudencia" porque ha reconocido que en los últimos tiempos ha habido fricciones entre ellas.
"Lo que nos interesa a todos es que el Congreso salga bien y que la noticia sea la importancia de la cita cultural. Nadie es dueño del idioma y conviene fijar marcos de unidad para que se mantenga la unión. Tenemos que hacer un esfuerzo para ser prudentes y olvidarnos de polémicas internas", ha asegurado García Montero en un encuentro con periodistas con motivo de la IX edición del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE).
El director del Cervantes ha afirmado que se debe "respetar" los distintos matices del español en los distintos países latinoamericanos y ha defendido que los idiomas "pertenecen a sus hablantes". En este punto, se ha referido a la polémica por la acentuación del adverbio 'solo'.
"Es importante mantener unas reglas de juego para la unidad del idioma. Lo del acento es un poco chistoso y tiene que ver quizá con la personalidad y el carácter de algunas personas, pero haríamos mal en renunciar a ese interés de decidir normas conjuntas porque en la sintaxis y en la ortografía, más incluso que en el vocabulario, conviene mucho mantener la unidad del español para que no ocurran procesos como el que ha ocurrido con el árabe o con el que ha ocurrido con el portugués en brasil que siendo el mismo idioma no se entienden porque se han ido separando", ha advertido.
Al respecto de unas posibles presiones del Ministerio de Exteriores -departamento al que está adscrito el Instituto Cervantes- para imponer ponentes, García Montero cree que "es igual de peligroso el que quiere imponerse contra el criterio de los demás, como el que se piensa que él solo es el autorizado para hacer el programa". El director de la RAE, Muñoz Machado, precisó en declaraciones a Europa Press que solo intervendrían dos miembros propuestos por el departamento de 290 intervinientes en total
"Por eso, nosotros decimos que la prudencia significa ponerse de acuerdo y hacer un buen programa y contar con la máxima gente posible. A mí, por ejemplo, me gusta ya que estaremos en Cádiz, tratar el tema de la cercanía de Marruecos; la interculturalidad; o las migraciones en Europa", ha señalado.
García Montero ha insistido en que respeta las indicaciones de la Academia, "sobre todo la de los filólogos, pero considera que nadie "tiene que decir cómo hablar" porque el lenguaje está en "movimiento". "El idioma está vivo y a partir de ahí lo que hay que hacer es buscar una reflexión que permita que esa vida del idioma no suponga su desarticulación, como está ocurriendo con otros idiomas", ha subrayado, antes de recalcar que debe prevalecer la "unidad" para evitar un "anarcoliberalismo".
Entre las conclusiones que puede deparar el CILE, el director del Cervantes confía en que destaque el mensaje que la lengua "es un motor de valores democráticos y culturales", especialmente en un momento en el que se vive con identidades "cerradas" y pasiones que "llevan a los discursos del odio, del supremacismo y del desprecio al otro".
La IX edición del CILE se celebrará en Cádiz a partir del próximo día 27 después de que se tuviera que trasladar su sede de Arequipa (Perú) debido a las dificultades políticas y sociales en el país andino. Al respecto, García Montero ha reconocido que pidieron a los organizadores "resistir" lo máximo posible para que la cita se celebrase allí.
"Ahora la situación está más tranquila pero basta que haya una convocatoria internacional de repercusión mediática para que se aproveche la situación y sería un poco como interferir y echar leña al fuego", ha valorado. A pesar de ello, no descarta que el próximo Congreso se celebre en Perú porque la relación con las instituciones de aquel país son "muy fluidas".
Preguntado acerca de la existencia de vestigios colonizadores en España en la actualidad, García Montero ha defendido la labor que realiza el Cervantes a favor de "la cultura española y la cultura en español" y ha precisado que su fundación tardía en 1991, en comparación con otros centros similares de otros países, se debe a que "la dictadura en España había hecho un discurso imperial de la lengua que consideraba el idioma como propio y que además despreciaba los otros idiomas que se hablan en la península y que se hablan en el país".
"El Cervantes nació con la idea de trabajar por un idioma que pertenecía a una comunidad de muchos millones de hablantes. Los españoles solo somos el ocho por ciento del idioma. Por ello, cualquier tentación imperial está muy fuera de lugar y además es ridícula", ha apuntado.
En este sentido, ha criticado que quien se quiere sentir dueño de un idioma le hace "un muy mal favor" porque se crean sentimientos de rencor, desprecio y "se rompe la hermandad".
"Todo lo que sea intentar imponer una lengua, despreciar la convivencia entre lenguas, las posibilidades del bilingüismo, me parece que se hace un flaco favor a la convivencia que aquí hemos tenido. Lo que hay que hacer es ayudarse y convivir más que intentar imponer un régimen", ha recalcado.