Considerado uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX, el yacimiento de los guerreros de terracota, también conocidos como Guerreros de Xi'an, es una fuente de información de extraordinaria riqueza sobre la civilización china.
El Jurado de este Premio -convocado por la Fundación Príncipe de Asturias en su XXX edición- estuvo presidido por Manuel Fraga Iribarne e integrado por Lluis Xabel Álvarez, Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón, marqués de Castrillón, Raúl Bocanegra Sierra, María Emilia Casas Baamonde, Leslie Crawford, José Luis García Delgado, Severino García Vigón, Manuel Jesús González, Luis González Seara, Carmen Iglesias, Manuel Menéndez Menéndez, Adolfo Menéndez Menéndez, José Manuel Otero Novas, Alberto Pico Maeso, Rafael Puyol Antolín y Juan Vázquez García (secretario).
Descubierto en 1974 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, el yacimiento de los Guerreros de Xi'an forma parte del mausoleo funerario de Qinshihuang (221-207 a.n.e.), el primer emperador que unificó los territorios de China y fundó la dinastía Qin. Su hallazgo ha tenido un gran impacto en la investigación de la escultura, la arquitectura y la sociedad china durante ese periodo de formación y consolidación del Imperio.
Este grandioso complejo funerario es actualmente uno de los tesoros más destacados de la arqueología china. Ubicado en las cercanías de Xi'an, antigua capital imperial en la que hoy es la provincia de Shaanxi, el ejército está formado por más de 7.000 figuras de guerreros y caballos de terracota de tamaño natural, que fueron enterradas en formación de batalla, a poca distancia de la tumba del primer emperador de la dinastía Qin.
Hallazgo fortuito
El hallazgo fortuito de una estatua de grandes dimensiones llevó al descubrimiento de lo que hoy se conoce como fosa número 1. Este espacio es una gran cámara subterránea rectangular de 230 metros de longitud, orientada de este a oeste, y 62 metros de anchura de norte a sur. En su interior se encontraron unas 6.000 estatuas de guerreros, carros y caballos de terracota dispuestos en once pasillos de 3 metros de ancho y 200 metros de largo.
Dos años después, en 1976, se descubrió la fosa número 2, situada a unos 20 metros al norte de la anterior. Más pequeña, alberga una colección de caballería con más de 1.400 piezas, entre caballos y jinetes, distribuidos en 14 filas, y protegidos por arqueros. Al poco tiempo, se encontró la tercera fosa, la más pequeña, con 68 figuras de oficiales, comandantes y generales.
Todos los rostros de las figuras tienen rasgos distintos, ya que fueron moldeados uno a uno, mientras que bustos y extremidades fueron realizados con moldes. Asimismo, se puede distinguir en las figuras gran diversidad de vestimentas y peinados, en función del personaje que se quisiera representar.
Se estima que la construcción del mausoleo duró en torno a 38 años y que en su construcción participaron cientos de miles de obreros y artesanos. El mausoleo fue abierto al público como museo en 1979, y, desde entonces, ha recibido más de 60 millones de visitantes de todo el mundo.
Recientemente, en el año 2007, se descubrió un edificio enterrado de 30 metros de altura, que podría encontrarse sobre la tumba de Qinshihuang, bajo una colina artificial de unos 51 metros de altura.
El Instituto de Arqueología de Shaanxi reveló que, a través de técnicas de detección remota, se había detectado la estructura de una cámara con cuatro paredes y un grupo de escaleras simétricas, aunque hasta el momento no se ha procedido a su excavación.
Los científicos también han detectado la existencia de un avanzado sistema de drenaje, que habría evitado que las filtraciones de agua inundaran la tumba. Según los expertos, los descubrimientos realizados hasta el momento son muy importantes, pero todavía quedan muchos trabajos por hacer, ya que se trata de uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de China y su excavación y conservación plantea enormes dificultades técnicas.
Los Premios Príncipe de Asturias están destinados, según los Estatutos de la Fundación, a galardonar "la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en el ámbito internacional". Dentro de este espíritu, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales "será concedido a la persona, institución, grupo de personas o de instituciones cuya labor creadora o de investigación en los campos de la Antropología, Derecho, Economía, Geografía, Historia, Psicología, Sociología y demás Ciencias Sociales represente una contribución relevante al desarrollo de las mismas en beneficio de la Humanidad".
En esta edición concurrían un total de 23 candidaturas procedentes de Alemania, Argelia, Argentina, Brasil, Canadá, China, Ecuador, Estados Unidos, Francia, India, Irán, Marruecos, Noruega, Perú, Polonia, Reino Unido, Tailandia y España.
Este ha sido el segundo de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su trigésima edición. Anteriormente fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al escultor estadounidense Richard Serra. En las próximas semanas se fallarán los correspondientes a (por orden) Comunicación y Humanidades, Investigación Científica y Técnica, Letras y Cooperación Internacional. Los Premios Príncipe de Asturias de los Deportes y de la Concordia se fallarán el próximo mes de septiembre.
Cada uno de los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, está dotado con cincuenta mil euros, la escultura creada y donada expresamente por Joan Miró para estos galardones, un diploma y una insignia acreditativos. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo, en un solemne acto presidido por S.A.R. el Príncipe de Asturias.