Momentos antes de subir al escenario, el artista neoyorquino inauguró el cine del Niemeyer, donde una butaca llevará su nombre, y donde fue presentado por el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, y el cantautor Luis Eduardo Aute, junto al ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui.
En una breve intervención, -"tengo prisa por ir a tocar" advirtió dado que la New Orleans Band estaba esperándole en el escenario-, expresó su confianza en que sus películas se proyecten "en este cine estupendo" de un centro cultural "prometedor que va a ser realmente un triunfo".
"Soy un buen director pero soy un horrible músico, que es por lo que estoy hoy aquí", se limitó a decir ante el público que llenaba la pequeña sala de cine.
La organización repartió 10.000 invitaciones entre un público que llenó la gran plaza del Centro Niemeyer, donde Allen y su banda se arrancaron en una sesión de jazz, cuyo repertorio, como es habitual en sus conciertos, no adelantó.
Un recital que transcurrió, durante más de una hora, con la permanente amenaza de lluvia, pero con una cálida temperatura.
El cantautor Luis Eduardo Aute, que había calificado de "privilegio" poder estar junto a Allen en la inauguración del Niemeyer, bromeó con el cineasta y dijo que no se postraba frente al director de "Manhattan" porque tenía "una rodilla chunga", pero que estaba encantado de rendirle "pleitesía".
A él le une la pasión por el cine y por la música, y pese a la modestia de Woody Allen, Aute alabó su faceta como intérprete de jazz.
"Es un músico espléndido, le he escuchado y realmente la banda suena maravillosamente bien", dijo Aute, que espera "poder aprender de su talento musical".
Allen respondió a su llegada a Oviedo que para él es siempre "un placer" llegar a Asturias donde, reiteró, desearía "pasar más tiempo".
