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Cómo evitar caer en una estafa informática: activa tu sentido común

Detrás del incremento de los ciberdelitos está la imprudencia de las propias víctimas a la hora de ceder ante los estafadores

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  • Investigación de ciberdelitos (archivo). -
  • La mayoría de estafadores son delincuentes comunes, gente muy joven que viene del menudeo de droga policía
  • Cada comisaría cuenta ya con grupos especializados para hacer frente al incremento de casos
  • Sólo en Jerez, la cibercriminalidad acapara el 30% de infracciones penales, y las estafas por internet el 26%

Durante el primer semestre de este año, el índice de criminalidad descendió en Jerez un 2%, pero si desmenuzamos los datos podremos comprobar que se debe al descenso de la criminalidad convencional. La cibercriminalidad, tipificada como tal por el Ministerio del Interior en sus informes anuales desde 2018, ha crecido un 9,2% en comparación con 2023, al mismo nivel que la media nacional.

Ya no hay tantos robos con fuerza ni tirones en la calle, porque esos mismos delincuentes han dado el salto a la estafa digital

Es más, los ciberdelitos acaparan ya el 30% del total de infracciones penales y, dentro de las mismas, las estafas informáticas suponen el 26%. De hecho, hay un dato de lo más revelador: entre enero y junio de 2024 se ha denunciado 1.178 estafas informáticas en Jerez frente a 1.671 hurtos, que es el tipo de delito que le precede en el escalafón.

“Antes lo llamábamos el delito del futuro, pero ahora es el delito del presente”, señala Manuel Jesús Vela, portavoz de la Policía Nacional en la Comisaría Provincial. De hecho, si nos remitimos al último informe del Ministerio del Interior, recoge que, en el transcurso de los últimos ocho años, el número de estafas informáticas ha crecido a nivel nacional un 509%.


Una situación que ha obligado a reforzar todas las comisarías con grupos de delitos tecnológicos: “Ya no hay tantos robos con fuerza, ni tirones en la calle. Los delincuentes se han dado cuenta de que esto es una manera anónima de robar y estafar y han visto un filón”, explica Vela, que, por un lado, derrumba un mito y, por el otro, entra de lleno en la peculiaridad del asunto.

Con respecto al mito: “Podemos creer que estas estafas las hacen hackers o peritos informáticos, pero en la mayoría de los casos son delincuentes comunes que vienen del menudeo de droga, gente muy joven”, relata. “No hace falta ser un informático para hacer esto. A quién no le ha llegado un sms, llamada o mensaje sobre un paquete que hay que recoger. La mayoría lo borra y no le hace caso, pero hay quien se lo toma en serio”.

Y es ahí donde se encuentra la peculiaridad: “Más que por habilidad del estafador, lo que nos encontramos es el desconocimiento y el poco sentido común que tiene el ciudadano en sí, condicionado por una sociedad en la que se premia la inmediatez y en la que todo lo queremos hacer tan rápido que no nos damos cuenta de la estafa en sí”.

¿Hablamos de que detrás de la mayoría de esas estafas está la imprudencia de la víctima? “Casi todas las estafas que se producen son por la imprudencia y el poco sentido común, pero también por ese estrés por la inmediatez, que no nos paramos ni a pensar un momento lo que nos proponen”. De ahí que una de las labores de la Policía Nacional, además de investigar cada denuncia y perseguir a los estafadores, sea la de informar y concienciar cada vez más sobre los diferentes modus operandi que se ponen en práctica.

“Quien delinque lo hace usurpando la identidad de otra persona, y eso nos crea una dificultad en la investigación, y se necesitan muchísimas gestiones para dar con el delincuente”, explica el portavoz policial, quien admite a su vez cierta frustración en esa labor, ya que “hay muchos casos que, en cuanto te lo están denunciando, ya sabes que no van a llegar a ningún lado”.

Cuando denuncian te entra impotencia porque sabemos que el dinero ya lo ha perdido, porque ese dinero lo ha transferido él. No ha entrado nadie en su cuenta. Y ese dinero suele ir a cuentas extranjeras y ya no puedes hacer nada. Te dicen si como policías no podemos hacer nada, y en ese tipo de transferencias voluntarias no podemos. Después van al banco y el del banco le dice lo mismo: la transferencia la ha hecho usted”, relata Vela, quien recalca que quienes estafan “tienen mucha habilidad cuando te llaman por teléfono. Son muy convincentes, se acostumbran a esto y lo hacen bien”.

Pero, a un lado la frustración, la labor policial también se ha cobrado sus éxitos, caso de la Operación Ruder, llevada a cabo en San Fernando, que durante un tiempo ha estado considerada “la meca de la estafa informática” y donde se han realizado muchas investigaciones y detenciones. “Se han convertido un poco como en los maestros de la estafa por internet, pero ya se ha equiparado todo. Allí se creó una unidad específica de delitos tecnológicos, igual que la hay ya en todas las comisarías, pero es muy potente porque ellos empezaron antes, ya que la mayoría de delitos de este tipo empezaron a hacerse desde San Fernando. Ahora mismo, todos los grupos policiales están más reforzados, y compañeros que estaban dedicados a delitos comunes se están incorporando a estos grupos, porque ellos tienen una base de datos de delincuentes comunes que son los que han dado el salto a la ciberdelincuencia y su información nos viene muy bien”.

En cualquier caso, no sólo hablamos de delincuentes comunes; también existen los grupos organizados. Como explica Manuel Jesús Vela, los grupos organizados cuentan con quien llama y te estafa, después está el que ha creado la cuenta del banco con dni ficticio, y después están las mulas, que son los primeros a los que se detienen, chavalitos que por 50 euros van a un cajero y sacan el dinero”. 

Para hacerles frente hay muchas operaciones en marcha. “Todas las investigaciones son duras y complicadas, y aunque cada vez utilicen métodos más sofisticados, cometen ciertos errores, como caer en la ostentación”. Eso sí, “cuando entra una investigación grande contamos con la colaboración de grupos centrales que tienen más medios y agentes. Ahí llega el éxito”.

Un éxito que, insiste, debe empezar por el propio ciudadano a la hora de detenerse y detectar, con sentido común, que están intentando estafarle.

La estafa de la compra de un vehículo

Ponemos anuncios en internet en páginas de compraventa, sobre todo de vehículos: “vendo un coche”, y te llaman al instante. Es inmediato. Te dicen que está interesado en el coche, pero que es de otra ciudad y lo quiere reservar. Te propone hacer un pago de 300 euros, sin haberlo visto antes ni probar el coche. Todo es para ya, y quieren hacer el pago al instante, pero no tiene Bizum y  te proponen hacerlo por una aplicación del móvil: Halcash o Instant Money, que la mayoría de la gente desconoce. Te piden que entres en tu aplicación del banco y te van guiando haciéndote creer que vas a recibir dinero, pero lo que consiguen es que crees un código desde tu aplicación del banco que le permitirá ir a un cajero y sacar tu dinero.

La estafa del hijo en apuros

Te mandan un whatsapp diciendo “Papá, soy yo y estoy en apuros. Necesito una transferencia urgente de 3.500 euros”. Esos wassap se mandan a miles de personas a la vez, pero alguno da la casualidad de que tiene un hijo en Sevilla o en Londres estudiando. Les preguntan qué ha pasado, y te responden corriendo: “Papá, papá, lo necesito urgentemente”. Como padre no te paras a pensar, a comprobar y llamar, sino que le ingresas. Al rato te pide otros 3.500. “Hasta que no lo dejan sin dinero en el banco esa persona no se para a pensar y llama al hijo a ver qué pasa”.

La estafa del amor

Una persona se pone en contacto, por lo general con una mujer de avanzada edad, soltera o viuda, diciéndole que es americano, médico de una ONG en África, y consigue entablar una relación con aspiración de verse en un futuro y estar juntos. Sin embargo, cuando esa relación se consolida por internet, escribe un día diciendo que ha sido detenido y que necesita pagar 15.000 euros para evitar la cárcel. La persona hace un primer pago al que siguen después otros más. Ha habido un caso en la provincia en el que la víctima llegó a transferir 400.000 euros a su estafador y lo perdió todo.

 

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