Cuando el pasado 26 de enero la madre de uno de los integrantes de la plantilla del Club Deportivo Lagunense que milita en la categoría infantil B revisó el teléfono móvil de su hijo no daba crédito al contenido del chat de Whatsapp en el que participan los jugadores, de entre doce y trece años, y los tres entrenadores del equipo.
En el transcurso de una conversación, dos de los técnicos, de 19 y 21 años de edad, compartieron gifs y stickers de contenido pornográfico, según la denuncia interpuesta ante la Policía Nacional, con imágenes del mismo tenor.
En total, ambos enviaron al grupo hasta ocho contenidos que podrían ser constitutivos de delito. Se tratan de escenas sexuales, en las que se denigra a la mujer e incluso una de las animaciones, de acuerdo al atestado, tendría carácter pedófilo. El tercer entrenador no remitió contenido alguno, pero, pese a que como los otros dos adultos, aparecen como administradores del grupo y, por lo tanto tiene la responsabilidad de moderar el contenido, tampoco zanjó el intercambio de mensajes “inadmisibles”.
“Puse los hechos en conocimiento del presidente del club, Javier Rivero, el mismo domingo, mostrándole todo el contenido pidiéndole medidas, pero lo único que hizo ese día fue cerrar el grupo”, relata la mujer en conversación telefónica. Esto lo comunicó en otro grupo en el que se encuentran los padres y los entrenadores. “Objeté y pedí una reacción más contundente, como la destitución”, explica, al tiempo que informó a otras familias con las que mantiene una relación de confianza y decidió consultar con la Policía Nacional si era denunciable.
Al trasladar el resultado de la consulta a Rivero, este convocó una reunión el miércoles para tomar una decisión. Para entonces, la madre del menor que descubrió los gifs y los stickers sexuales sintió cierta pasividad por parte de algunos padres. De manera que no acudió a la cita el día que estaba fijada, y en la que se decidió mantener a los técnicos al frente de sus responsabilidades; puso rumbo a la Comisaría y formalizó la denuncia. Al día siguiente, cuando los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad requieren información al club, el presidente destituyó a los técnicos.
Cuestionado al respecto, Rivero apunta que los entrenadores explicaron que se trató de “una gamberrada”, pero reconoce que es “inapropiado”, algo que no debería haber sucedido y que el club “es víctima de la situación”.
La denunciante lamenta, sin embargo, no haber recibido un apoyo firme y afea falta de diligencia. Remarca el difícil trance que ha tenido que sufrir su hijo y no oculta su preocupación por los hechos. El Jugado de Instrucción número 3 recaba información. Solo espera, ahora, que se depuren responsabilidades en el ámbito penal.