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Sábado 17/05/2025
 

Días de barrunto

Contadores de historias

Lo más reciente, porque esto no tiene pinta de parar, fue el apagón generalizado en toda España

Publicado: 16/05/2025 ·
08:38
· Actualizado: 16/05/2025 · 08:38
  • La Península Ibérica saliendo del apagón. -
Autor

José Manuel Infante Gómez

Columnista mitad barbateño mitad madrileño. Redactor en web deportiva trescuatrotres.com

Días de barrunto

En palabras de su autor: "Intento decir lo que pienso pensando siempre lo que digo"

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Una de las imágenes más icónicas de cada familia, que se transmite de generación en generación, consiste en la reunión de los benjamines de la casa sentados alrededor del abuelo o padre, que se explaya narrando las aventuras vividas mientras los pequeños escuchan dichas vivencias completamente absortos en el momento. A mí me encantaba escuchar a mi padre, que tenía un amplio repertorio. No en vano, con 13 años se vio inmerso en una guerra civil donde los que, hasta semanas antes se habían tratado como hermanos comenzaron a matarse entre ellos para escribir la página más bochornosa de la historia de este país. Para colmo, al terminar el enfrentamiento en España, comenzó otro a nivel mundial, lo que convirtió la vida, para mi padre y mucha más gente, en un complicado ejercicio de supervivencia.

Por mi parte, el primer suceso destacado que viví fue la siniestra amenaza de un maremoto que podría arrasar todo el pueblo. Al final, por suerte, todo quedó en una falsa alarma que se convirtió, como no podía ser de otra forma en nuestra tierra, en el principal protagonista de los repertorios carnavaleros del año siguiente.

Casi sin habernos repuesto del susto, la década de los 80 comenzó a acumular momentos históricos de manera vertiginosa. Curiosamente, mientras en Alemania se derribaba el tristemente famoso muro de Berlín, en el este del continente se empeñaron en aumentar considerablemente líneas fronterizas creando nuevos países. Por ejemplo, Checoslovaquia, Yugoslavia y la URSS pasaron de ser tres a convertirse en más de 25. El mundo estaba cambiando y aquello solo era el principio. La población, por su parte, seguía creciendo a pesar de las apariciones de nuevas y despiadadas enfermedades, con nombres siniestros como SIDA o Ébola además del triste protagonismo de siglas sangrientas como IRA o ETA. Por supuesto, la madre Naturaleza, ante el continuo maltrato padecido, también demostraba su furia de vez en cuando con terremotos, tsunamis y demás desastres naturales.

La entrada en un nuevo siglo que llegó incluso con un cambio de moneda, me hizo creer que mi libro de historias para contar a futuras generaciones ya estaba más que completo, pero todavía quedaban varios capítulos por añadir.

Lo que no cambia con el paso del tiempo es el ansia de la raza humana por matar y destruir. Los conflictos de Afganistán, Iraq, Ucrania o las matanzas del 11 S y el 11 M así lo atestiguan. Israel, por su parte, sigue aniquilando a Palestina para certificar que ese capítulo tardará mucho en cerrarse, si lo hace alguna vez.

Ya llevo tantos presidentes del gobierno como Papas (7). También presencié el hito de la llegada al poder de un presidente de raza negra a la Casa Blanca. Y en los últimos cinco años, una pandemia se unió con la visita de Filomena, que será recordada eternamente, así como la Dana del año pasado en la comunidad valenciana.

Lo más reciente, porque esto no tiene pinta de parar, fue el apagón generalizado en toda España. Cuando me toque contar mis aventuras y vivencias, tendré que hacerlo en modo serie y dividirlas en varios episodios. Mientras tanto, imploro a los dioses que no me sorprendan con lo próximo. Y si lo hacen, que sea por algo positivo, como el fin del hambre en el planeta, por ejemplo. Puestos a pedir...

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