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Sábado 21/06/2025
 
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Jerez

'Echo Valley', cuando todo es una lucha constante

‘Echo Valley’ va de una madre atormentada por su viudez y una hija descarriada, pero habla del compromiso y la necesaria unión de las mujeres

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Echo Valley es el nombre de la granja ecuestre que gestiona la protagonista de la película, Kate (Julianne Moore). Consternada aún por su reciente viudez, agobiada por la falta de fondos para afrontar las reformas necesarias y superada por los problemas constantes que se le presentan por parte de una hija drogodependiente y desaseada, su vida es dolor y lucha continua desde la inmensa soledad de un rancho que es su único contacto con el proyecto de vida que decidió emprender varias décadas atrás y que actualmente naufraga sin más asidero que el de su antiguo exmarido y la irremediable obligación de levantarse a diario para impedir que todo se desmorone definitivamente.

Echo Valley arranca, pues, bajo la esencia del drama, sostenida por la inmensa entrega de una actriz prodigiosa, capaz de transmitir con el gesto y la mirada por dónde atraviesa la existencia de su personaje en todo momento. Todo es brillo y naturalidad en la mayoría de los trabajos que viene asumiendo desde que la descubrimos hace ya tres décadas, y aquí se basta para guiarnos a través de una historia de sufrimiento, que, en realidad, va de algo más. En primer lugar porque, mediada la película, la historia da un giro para convertirse en un thriller, en una película de suspense; pero, más aún, porque ese giro le permite abordar el auténtico trasfondo del filme, el que nos conduce hacia la necesidad del compromiso para hacer frente a las adversidades y, más aún, a la unión en torno a ese compromiso en favor de un interés común.

Y ese compromiso, esa unión y ese interés común tiene un enfoque más que evidente en el desarrollo de la historia, ya que apunta directamente al del colectivo LGTBI, que es a quien dirige su mensaje o sobre quien debe perdurar el mensaje, como pone de manifiesto el plano final de la película, el que enfrenta a su protagonista a una nueva encrucijada.

Michael Pearce, en su primer trabajo para Hollywood, lo cuenta con solvencia, e incorporando en la ecuación a otra actriz -eterna secundaria- de facciones afiladas y notable presencia, Fiona Shaw, junto a la que Moore establece esa alianza que pone de relevancia ese apoyo mutuo que hace posible el seguir adelante en el día a día, y sobresalir y exponerse pese a la adversidad del entorno.

Producida por Ridley Scott, el otro gran atractivo de la película es la presencia de la nueva gran estrella de Hollywood, Sidney Sweeney, en una imagen muy alejada de sus últimos éxitos a partir de un papel valiente, por lo poco favorecedor, y que le permite abordar también su faceta dramática y ampliar sus registros de cara a futuros proyectos.

Echo Valley funciona mejor como drama que como thriller -hay situaciones poco verosímiles-, pero también es cierto que es el segundo género el que reaviva el interés de la historia y hace más aceptable y atractiva la película, más allá de su evidente guiño a la comunidad LGTBI, que es donde en realidad sitúa su marco referencial.

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