Cuando la lluvia ácida cae sobre las ruinas electrónicas de Pacifica y las luces de neón parpadean con desesperación en una ciudad que nunca duerme pero siempre se desangra, algo muy extraño ocurre. El caos metropolitano, la suciedad debajo del barniz cibernético, y la rabia de una humanidad vendida por implantes y contratos corporativos se condensan en la palma de tu mano. Literalmente. Porque esta vez, Cyberpunk 2077, aquel titán de ambición futurista que vivió una resurrección épica tras su catastrófico lanzamiento, aterriza en Nintendo Switch 2. Y lo hace con una audacia inesperada, rompiendo toda lógica previa sobre lo que puede caber en un dispositivo portátil.
Desde el primer minuto, el juego no se siente como una versión mutilada o caricaturesca. Se siente como Cyberpunk 2077. La narrativa densa, el trasfondo filosófico sobre la identidad, el alma digitalizada, los recuerdos heredados y la rebelión existencial de V contra el encierro mental impuesto por Johnny Silverhand están intactos y plenamente vivos. No es una versión "ligera" de Night City. Es Night City. Y eso no deja de ser, sinceramente, impresionante. Porque lo que parecía imposible, una urbe completamente viva y corrupta moviéndose a través de los circuitos de una consola híbrida, se materializa en forma de milagro tecnológico.
Lo más fascinante de esta edición es cómo la ambientación sobrevive sin perder fuerza. Si en PS5 o PC la inmersión era sensorial, aquí lo es en un sentido más íntimo. Al tener la consola entre tus manos, al jugar en modo portátil con auriculares puestos, Night City se vuelve más personal, casi claustrofóbica. Ya no hay un océano de píxeles en 4K para envolverte, pero a cambio el relato se incrusta directamente en tu cerebro. Sientes la paranoia. La soledad. El vértigo de existir en una ciudad donde la muerte puede venir disfrazada de oferta de mejora cibernética.
El trabajo de optimización es uno de los puntos más destacables del título. El equipo técnico detrás de esta adaptación ha sabido jugar sus cartas con elegancia. La resolución dinámica, el escalado inteligente, y una reducción estratégica en algunos efectos de partículas o densidad de tráfico no perjudican lo esencial: la experiencia narrativa y jugable. En combates, en desplazamientos o en tiroteos intensos, Cyberpunk 2077 en Switch 2 se mantiene estable, fluido, e incluso sorprendente en interiores y en el juego nocturno, donde el uso de luces crea escenas casi cinematográficas incluso con recursos más limitados.
La narrativa de Cyberpunk 2077 sigue siendo el corazón de todo. La manera en que se cruzan los destinos de V y Johnny Silverhand —interpretado por un Keanu Reeves que se siente más real que nunca— es uno de los logros emocionales más sólidos del medio. Los conflictos no solo se presentan como elecciones de diálogo, sino como dilemas éticos que interpelan al jugador. ¿Hasta qué punto eres tú mismo cuando tu conciencia cohabita con otra? ¿Dónde termina el cuerpo, dónde empieza el alma en un mundo donde puedes comprar ambos por piezas? Todo eso sigue aquí. Comprimido, sí. Pero sin amputaciones ideológicas ni mutilaciones artísticas.
El contenido extra añadido tras el lanzamiento original, incluidos los parches y mejoras narrativas, están también incluidos. Y eso es clave, porque esta versión de Switch 2 no es solo una adaptación, es una reedición definitiva. La expansión Phantom Liberty, por ejemplo, se integra perfectamente y se convierte en una razón poderosa para revivir el viaje incluso si ya lo hiciste antes en otra plataforma. El guion mantiene su ambición original y, aunque los valores de producción en cinemáticas han sido ajustados, la dirección artística se impone sobre la técnica, demostrando que la estética de un mundo funciona cuando su coherencia interna es férrea.
El control, adaptado a las características de Switch 2, es cómodo y responde bien tanto en combate como en exploración. La sensibilidad de apuntado y las coberturas funcionan mejor de lo esperado, y el HUD ha sido refinado para no saturar la pantalla reducida. Es una muestra de buen criterio en diseño de interfaz. Todo se siente pulido, pensado para no sacrificar ni inmersión ni funcionalidad.
La gran cuestión, sin embargo, es la comparación con otras plataformas. ¿Pierde algo respecto a la versión de PS5? Sí, pierde músculo gráfico. No hay trazado de rayos, ni texturas ultradetalladas a distancia. Pero gana en un factor que no se puede medir en FPS: cercanía emocional. Hay algo en jugar a este título en Switch 2 que recuerda al placer de leer una novela distópica bajo una lámpara tenue, o de ver cine de ciencia ficción ochentera en VHS. Todo se vuelve más íntimo, más crudo, más directo.
Cyberpunk 2077 ha pasado por un viaje increíble: de promesa rota a redención absoluta. Y ahora, en este nuevo puerto, se reinventa como una odisea portátil y personal, una experiencia que te acompaña en el tren, en la cama, o en la cafetería, sin perder un ápice de su fuerza original. Y eso, en un medio donde las adaptaciones muchas veces terminan en caricaturas sin alma, es un logro digno de celebrarse.
Night City sigue siendo un espejo oscuro del futuro que tememos y deseamos al mismo tiempo. Y que puedas explorarlo con esta fidelidad, desde la pantalla de una portátil, es uno de los mayores logros tecnológicos y artísticos que hemos visto en esta generación. Lo que antes parecía imposible, hoy se siente inevitable. Y ahí, en el centro de ese caos brillante, V sigue corriendo, negociando, soñando con una salida que quizás no exista… pero que merece cada paso del viaje.