En la primera fila se encontraba sentado su padre Juan Blanco, una de las fuerzas vivas más representativas del barrio de Santiago en la actualidad, de su historia y vivencias. También sus tías, la Santo y la Moni, hermanas de su madre Rafaela, que en paz descanse, y sus primos e hijos. La mesa de presentación contaba con el autor del libro, Sebastián BlancoMoreno (Jerez, 1961), que acababa de aterrizar de París, Paco Lobatón, presentador y miembro de la Asociación Unidos por Santiago, y Antonio Aguayo, el editor de Peripecias Libros.
Los mayores tomaron la palabra tras las palabras del escritor para corroborar todo lo que recoge el libro Y se repite la historia, un recorrido por lo que el barrio de Santiago ha sido en los últimos cincuenta años, quizás más porque los testimonios van de padres a hijos, y de abuelos a nietos. Sebastián ha recogido ese legado vital en unas páginas cargadas de “realidad y fantasía, porque el poeta si no miente no es poeta”, como reconoció en tono lírico en esta presentación en Jerez con un patio del Palacio Pemartín (sede del Centro Andaluz de Documentación del Flamenco) hasta la bandera de gente. Recordaba cuando Manuel Morao llegaba de cualquier parte del mundo “con un coche Mercedes de la época y mi abuelo Juañares presumía de él”. Los asistentes tenían una sonrisa en la boca, muestra inequívoca de la ilusión creada por esta nueva obra de Sebastián, autor prolífico de letras flamencas a artistas como el propio Camarón de la Isla, La Susi o Ketama.
La vida en los campos y gañanías, cómo bailaban y comían en esos “rituales” después de la faena, “cucharón y paso atrás”. Refleja el libro de forma natural la convivencia en las casas de vecinos llenas de flores, vida y ganas de compartir lo poquito que había, “aunque teníamos un cuarto de baño para todos, yo recuerdo salir de mi habitación con la toalla y ya iba cantando siendo niño”. Las calles Nueva y Cantarería eran por entonces un hervidero de compás, de personajes con encanto, de fiestas improvisadas… Sebastián se crio en ese ambiente y, aunque lleve 20 años en París, “cada noche duermo en Jerez”, dijo, añadiendo que “en este libro quiero reflejar que todo lo que pasaron mis antepasados no quedara en el olvido, que esas fatigas se contaran”. Sebastián actúa y da clases de cante en París, donde se vive el flamenco con mucho respeto, “hasta que no sales de aquí no te das cuenta de lo admirable que es Jerez”.
Hace más de cuarenta años que este buen gitano saborea los éxitos en sus composiciones, a pesar de que la vida “no ha sido fácil, pero me ha permitido publicar este libro” que le sigue al que ya vio la luz en 2021 bajo el título Memorias de mi patio (Colección Seminal del sello editorial Independently Poetry). Sebastián echa de menos “esa unión que había antes” pero lo dice desde un punto de vista optimista dejando claro que Santiago siempre es una tierra “querida” en todo el mundo. Con “una pinceladita” acabó un acto fraternal, necesario y con miras de futuro en pro de un barrio que está viviendo unos días llenos de vida, actividades y rencuentros. Supongo que luego se irían a la calle Cantarería, 10, donde vive su padre Juan y su gente, a rememorar las sensaciones de antaño en una casa de debería ser considerada como Bien de Interés Cultural y protegerla. El viernes celebrará la Misa Flamenca a las nueve de la noche con la actuación posterior de la familia de Luis de Perikín.