Este grupo de activistas opositores ha informado que las víctimas mortales han sido abatidas en las ciudades de Alepo (dos), Hama, Deir el Zor, Homs y Deraa. Las fuerzas de seguridad se han empleado a fondo contra los manifestantes opositores en la localidad de Deir El Zor, en concreto en la calle Al Wadi del barrio Jouret al Shayá, en la que varias personas han resultado heridas, incluidas varias mujeres.
En Homs, se han escuchado varias explosiones alternadas con fuego pesado en el barrio de Karm al Zaiton. En la ciudad de Hasaka, las fuerzas de seguridad han empleado gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes concentrados en el distro de Ghouran por segundo día consecutivo. Los agentes han perseguido a varios de los participantes en las protestas para intentar detenerlos.
Los Comités de Coordinación Local han informado en su página web de que las fuerzas del régimen ha desplegado francotiradores en el barrio de Harasta. En la jornada anterior, las fuerzas de seguridad sirias acabaron con la vida de 34 personas, de las cuales dos eran niños, tres eran militares desertores.
Las manifestaciones contra el presidente sirio, Bashar al Assad, han vuelto a marcar la jornada del viernes, en la que la jefe de la misión de observación de la Liga Árabe ha advertido de que teme que la situación termine desembocando en una guerra civil, con efectos negativos para toda la región.
Las protestas se han sucedido tras el rezo en algunas zonas de Damasco y en la ciudad portuaria de Latakia, en la que los observadores de la Liga Árabe sufrieron un ataque el lunes. "El pueblo quiere la caída del régimen", proclamaban los manifestantes concentrados frente a la mezquita de Latakia, según ha relatado un activista.
Desde mediados del pasado mes de marzo, los sirios se han echado a las calles para exigir una apertura democrática y la dimisión del presidente Al Assad, que ha respondido a sus movilizaciones con una violenta represión por parte de las fuerzas de seguridad, que, según la ONU, han acabado con la vida de más de 5.000 personas.
El régimen atribuye la inestabilidad a "grupos terroristas armados" apoyados por elementos extranjeros y que, según sus cálculos, habrían acabado con la vida de más de 2.000 policías y militares.
Uno de los mandos de más alto nivel que ha desertado de las filas del régimen sirio, el general Mostafá Ahma al Sheij, ha asegurado que unos 20.000 militares han dejado las Fuerzas Armadas sirias, en su mayoría musulmanes suníes.