Una sentencia del juzgado de primera instancia 21 de Sevilla, a la que ha tenido acceso Efe, explica que F.M.R. compró numerosas pulseras, broches y pendientes antiguos y acordó un pago a plazos, pero luego dejó a deber parte del importe alegando que lo que le habían vendido "no eran rubíes sino granates, y no eran brillantes sino circonitas".
Por ello, la vidente presentó una demanda penal contra el anticuario, para quien pidió cuatro años de cárcel, aunque fue absuelto en el año 2010 porque, según los jueces, la denunciante escogió y compró voluntariamente las joyas en la tienda de antigüedades, sin que su dueño "adornara" las cualidades de la pieza con datos sobre su antigüedad, anteriores propietarios o "cualquier otro dato incierto".
Ahora, el juzgado de lo civil vuelve a dar la razón al anticuario y dice que no llevó a cabo ningún engaño "respecto al valor de las joyas ni su calidad".
La vidente aceptó el precio pactado, incluso después de una negociación con el vendedor, y si ella no se consideraba experta, siempre pudo pedir que las joyas fuesen tasadas por otro perito, añade el juez.
El derecho español "no exige que el precio sea justo", afirma la sentencia, y "el hecho de que el valor intrínseco sea inferior al pactado no es objeto de este pleito, que se centra en el impago" por parte de la vidente del precio a que se había comprometido.
El abogado del anticuario, Agustín Martínez Becerra, ha manifestado a Efe que "resulta curioso que una señora que todas las noches aparece en televisión dictado 'decretos' en los que soluciona los problemas a sus incautos oyentes no viera el oscuro futuro que se cierne sobre ella".
"No se debería dar pábulo a que farsantes de esta calaña puedan aprovecharse de la buena fe de los ciudadanos que están sufriendo problemas de toda índole", ha añadido.
