La condecoración les fue impuesta por el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, José Jiménez Ruiz, durante la celebración de la misa funeral celebrada en la base aérea de Los Llanos (Albacete) a la que pertenecían los militares.
La misa fue oficiada por el arzobispo castrense Juan del Río y por el obispo de Albacete, Ciriaco Benavente, en presencia de las familias y compañeros de los malogrados pilotos.
Tras la misa de campaña, los féretros de los capitanes del Ejército del Aire Jerónimo José Carbonell y Fernando Negrete, y el teniente Roberto Carlos Álvarez fueron trasladados en sendos aviones militares a sus lugares de origen en Molina del Segura (Murcia), Zaragoza y Carrizo de la Ribera (León), respectivamente.
Durante la misa corpore insepulto, el arzobispo castrense lamentó que los tres jóvenes hayan dejado a sus seres queridos “en un abrir y cerrar de ojos para marchar a la casa eterna del cielo”.