El desempleo ha vuelto a bajar por segundo mes consecutivo, pero lo hace aliviado por la contratación propia del verano, lo que una vez más supone que el sector servicios y el de los que buscan el primer empleo son los que acaparan una creación de empleo sensiblemente inferior a la registrada en el mes de julio de 2011.
El paro ha quedado establecido en 13.094 personas, 285 menos que en el mes de junio pasado y ninguno de los sectores que no sean el terciario se mueven sustancialmente. De hecho, la agricultura sólo ha conseguido dos empleos, siendo un sector testimonial en La Isla, mientras que la industria ha ganado 13 empleos y la construcción, 18.
Donde se ha reducido el paro en 126 personas es en el sector servicios, mientras que en los que buscan el primer empleo se ha rebajado 136. Ambas son cifras significativas por cuanto las dos van al mismo sector por regla general y serán las que en el mes de septiembre o incluso en agosto pasen a engrosar de nuevo las listas de parados.
Por sectores, agricultura para de los 73 parados en junio a los 71 de julio; industria, de los 980 en junio a los 967 de julio; construcción pasa de 1881 a 1863; servicios de 7.365 a 7.239 y los Sin Empleo Anterior (SEA), de 3.080 a 2.954.
En La Isla disminuye el empleo, porcentualmente, prácticamente como en el resto de las localidades costeras, aunque un pocos menos. El 2,13 por ciento de disminución del paro aguanta el 2,08 por ciento que ha bajado en Chiclana, pero se aleja del 2,81 conseguido por El Puerto; el 2,97 por ciento que ha disminuido en Cádiz o el 9,50 por ciento que consigue Conil. No obstante, la máxima nota de entre los municipios costeros la consigue Chipiona, que logra rebajar el paro en un 10,56 por ciento.
Los 285 desempleados menos que se registran en el mes de julio en San Fernando, como se decía, quedan muy lejos de los 389 del mes de julio del año pasado, cuando en San Fernando había 1.416 parados menos que ahora. Una cifra que no se corresponde con nada que no sea la pérdida galopante de empleo, no sólo en la ciudad sino en toda la provincia donde las diferencias anuales son similares porcentualmente.
Mención aparte está teniendo, por dos meses seguidos y en la época alta turísticamente hablando, los resultados de Chiclana, donde el turismo se ha estancado. O al menos el empleo, habida cuenta de que sigue registrando la mayor ocupación hotelera de la provincia con más plazas que ninguna otra población, a la vez que cae la contratación debido a la disminución del gasto de los turistas. Una tendencia que se está extendiendo y viendo reflejada en unas cifras de desempleo que no se corresponde en muchos casos con la ocupación real en la provincia.
Esa parecen ser también las conclusiones a las que llega UGT de Cádiz, que, aún con una bajada de un 1,76 por ciento con respecto al mes anterior, continúa teniendo más paro que en el mes de julio del año pasado (11,8 por ciento más que en 2011), “por lo que seguimos insistiendo en que las políticas de empleo, estatal y regional, no nos están llevando a la solución de este grave problema, si no a que cada año continúe creciendo con respecto al anterior”.
Por otra parte, observan que la falta de industria y de empleo estable (la contratación temporal es siempre superior al 95 por ciento de la total), lleva a gran parte de la población de la provincia a un tipo de empleo precario, temporal y a tiempo parcial, tanto en hostelería como en el resto del sector servicios, por lo que “tenemos una dependencia total del turismo”.
“Si seguimos con las políticas actuales, una vez superado los miedos a viajar a las zonas en conflicto, veremos como el auge del turismo extranjero de estos dos últimos años, que han sostenido el sector ante el detrimento del turismo nacional debido a la crisis, hará que caiga aún más el empleo en nuestra provincia”, dice UGT.
UGT une a todo eso los conflictos permanentes en la administración pública y en las empresas privadas, rebajando los ingresos de funcionarios de todo tipo y de empleados del sector privado, además de retrasos en los pagos de nómina y despidos, que no hacen más que mermar el poder adquisitivo de la población y por tanto disminuir el consumo interno, agravando la crisis.
