La Conferencia de las Partes de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático (COP18) que se celebra en Qatar ha concluido con un acuerdo para prorrogar hasta 2020 el conocido como Protocolo de Kioto para la reducción de gases de efecto invernadero.
El acuerdo, conocido como Puerta Climática de Doha, supone prorrogar Kioto ocho años, el único tratado internacional vinculante para combatir el calentamiento global. Sin embargo, Rusia, Japón y Canadá, entre otros, no han accedido a este nuevo compromiso con lo que las emisiones de CO2 de los participantes suponen ahora apenas el 15 por ciento de las emisiones globales.
"Les agradezco a todos ustedes su buena voluntad y el duro trabajo para avanzar en este proceso", ha afirmado el presidente de la Conferencia, Abdulá bin Hamad al Attiyah, durante la presentación de los resultados de las negociaciones maratonianas de la conferencia. La COP18 en realidad debería haber concluido el viernes, pero fue prorrogada para lograr un acuerdo.
El delegado ruso, Oleg Shamanov, sin embargo, ha manifestado la negativa de su país, que, como Bielorrusia y Ucrania, rechazan prorrogar el Protocolo de Kioto más allá de 2012. Rusia defendía una utilización menos restringida de los derechos de emisión no usados.
El acuerdo alcanzado en Doha aplaza además hasta 2013 las negociaciones sobre la demanda de los países en vías de desarrollo, que exigen mayores donaciones para ayudarles a frenar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Todas las delegaciones presentes en Doha han reconocido que el acuerdo final no satisface las recomendaciones de los científicos, que pedían medidas drásticas para evitar un calentamiento que provoca olas de calor, tormentas de arena, inundaciones, sequías o la subida de los niveles del mar.
El Protocolo de Kioto, firmado en 1997, obligaba a 35 países industrializados a reducir una media de al menos un 5,2 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero tomando como referencia las emisioens de 1990. Sin embargo, ya en su origen no incluía a países desarrollados tan importantes como Estados Unidos y no imponía objetivos de reducción de los gases a los países en desarrollo como China, India, Brasil o México.
Las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, crecerán este año un 2,6 por ciento a nivel mundial y duplican ya las tasas de 1990, fundamentalmente por las aportaciones de grandes potencias en desarrollo como China o India.