H a sabido RONDA SEMANAL que el grupo Antena 3, de quien ya depende La Sexta, tenía previsto que el capítulo de ‘Pesadilla en la cocina’ filmado en el restaurante japonés de Ronda se emitiera la semana próxima, siendo la novena emisión de la primera temporada del programa. Sin embargo, audiencias que no convencieron a la cadena estas semanas anteriores habrían llevado a adelantar una semana la emisión de la transformación del restaurante Osaka, para mejorar la audiencia ante un capítulo que la propia cadena definió como “la apuesta más ambiciosa y radical hasta la fecha”. Si hubo o no más audiencia en el resto de España es algo que no sabemos; pero está claro que la noche de este jueves toda Ronda estuvo pendiente de la emisión de ‘Pesadilla en la cocina’, donde el famoso y polemista cocinero Alberto Chicote se había propuesto transformar uno de los negocios de los de toda la vida en Ronda, pese a ser un restaurante oriental. Y Chicote lo acabó haciendo, logrando que el antiguo chino Pekín, tras su reconversión en el japonés Osaka, ahora sea el llamado sushi-ibérico To-Toro.
Y así fue como los rondeños conocieron la historia de la familia Pan. La familia china que regentó durante años un restaurante chino con mucho éxito en Ronda, bajo la dirección de quien en Ronda vino en llamarse Fernando, el padre. Eso hasta que se produjo la separación de Fernando y su mujer, cuando su hijo Ángel, el único varón, se quedó al frente del negocio. Fernando se marchó entonces, y el joven Ángel decidió convertir el local en un restaurante japonés, que casi lleva a la ruina a la familia, según se supo en el programa.
Se presentó al joven como el varón dominante en una familia de marcadas costumbres chinas. Con 26 años, sus hermanas y su madre le ayudan en el restaurante. Pero Ángel no tiene experiencia en hostelería, y todo lo que sabe lo aprendió en dos semanas con su padre; el resto, llegó a decir durante el programa, lo aprendió viendo vídeos de Youtube. “El resto de empleados tienen el mismo conocimiento de hostelería que el dueño”, explicaba Chicote para contar a los espectadores su difícil tarea.
Y durante el programa, con una famosa imagen grasienta de la cocina, auténtido reclamo publicitario del capítulo, Chicote se dijo capaz de dar un giro completo al lugar. Para conseguirlo recurrió al padre de Ángel, a Fernando, quien durante 20 años dirigió la cocina del restaurante y ahora es un prestigioso chef en las islas Canarias, que regresó a Ronda para aconsejar también a su hijo. Así, durante el programa se sucedieron los tradicionales momentos emotivos, pero en contraste con la alta tensión que imprime Alberto Chicote a cada una de sus ‘Pesadillas’. Al final, el equipo logró un aparente cambio de actitud en el equipo del restaurante, y un cambio de estilo en el local, reconvertido en un novedoso japonés taurino, en uno de esos locales que fusionan la cocina de aquí y de allí. Y a Ronda, entendemos, le vino bien la emisión. En lo que a promoción se refiere. Planos bellísimos de la ciudad; un prestigioso Chicote hablando de las bondades gastronómicas del entorno... Al final, el cocinero logró hacer entender a Ángel que puede tener mucho más éxito un maki de jamón ibérico que cualquier otra receta puramente oriental. Y es por ello que el propio nombre del local también juega con la tradición oriental y la española, con una gracieta fonética, tan oriental como To-Toro, que incluye la palabra ‘toro’ en el nombre, por lo que la tauromaquia significa para Ronda, pero teniendo en cuenta que ‘toro’ es como se llama a la lubina en Japón.
Durante la emisión del programa, la web de RONDA SEMANAL creó un hastag para el seguimiento en tiempo real de las opiniones en twitter de los rondeños. Y el hastag #pesadillaenlacocinaronda se acabó convirtiendo en trending map en la comarca, siendo la palabra más usada en la red twitter la noche del jueves, una de las más usadas en toda Málaga.
Además, publicamos una encuesta en nuestra web en torno a si es más o menos bueno para un local que Chicote enseñe aquello que nunca ven los clientes. Frente al 55 por ciento de nuestros lectores que opinan que no es positivo, el 45 por ciento asegura que un cambio de imagen no tiene por qué ser negativo.