No es la primera vez que ocurre, pero habrá que conjurarse para que sea la última. De nuevo, los alrededores de la Audiencia Provincial de Huelva se convirtieron en un territorio hostil para quienes lo único que quieren es hacer su trabajo e informar a la sociedad. Una vez más, un informador, en este caso un reportero gráfico, sufrió el ataque y la agresión (que lo mandó al hospital) de allegados de un preso que iba a ser juzgado. Es indignante,que el ejercicio de una profesión que tiene un marcado carácter social como es informar de lo qué ocurre y sus circunstancias, acabe convirtiendo a unos profesionales a los que se les multiplican los problemas y contrariedades siempre, pero más si cabe en los últimos tiempos, en víctimas. Porque, se trata de la vieja táctica de matar al mensajero, para que no haya testigos incómodos. No se entiende, que en ocasiones haya policías protegiendo por ejemplo, la sede del partido del gobierno porque quince o veinte afectados por las hipotecas vayan a protestar frente a la misma, cuando nunca pasa nada, y sin embargo, en ocasiones como esta, ocurra lo que ocurre, sin que se pueda evitar, por mucho que ahora halla celeridad en las investigaciones. Pero, no es de extrañar que se mire mal al mensajero, cuando el propio ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, se ha empeñado en criminalizarlo ya que promueve una reforma legislativa que pretende amordazar en ciertos casos a la prensa.
Huelva
Le tocó al mensajero
De nuevo los alrededores de la Audiencia Provincial se convirtieron en un territorio hostil para quienes lo único que quieren es informar a la sociedad
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