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Sábado 23/11/2024
 
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Sevilla

Siete años de prisión por intentar matar a golpes con un bate de béisbol a un vecino

La víctima perdió un ojo

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La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a siete años y medio de cárcel a un hombre acusado de intentar matar por la espalda y a golpes propinados con un bate de béisbol a un vecino de la localidad de Cantillana que, a consecuencia de la agresión, perdió un ojo y sufrió un traumatismo facial severo.

   En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Cuarta condena al acusado a la pena de cárcel referida y al pago de una indemnización a la víctima de 200.000 euros por un delito de asesinato en grado de tentativa con la atenuante de consumo de alcohol y estupefacientes.

   Los hechos tuvieron lugar en la tarde-noche del 24 de mayo de 2012, cuando se produjo un enfrentamiento previo entre el acusado, J.D.S., y la víctima, un enfrentamiento en el curso del cual "medió algún golpe o amenaza" por parte de éste último al procesado.

   Sobre las 22,30 horas, el afectado se encontraba sentado en la terraza de un bar de Cantillana cuando el acusado se le aproximó por la espalda con un bate de béisbol y, "con ánimo de matarle, o cuando menos sabiendo que la muerte podría producirse como consecuencia natural y altamente probable de su conducta", le agredió "con gran violencia" y de forma "inesperada y sorpresiva", propinándole al menos dos golpes en la cabeza y en el rostro que le provocaron "graves" lesiones, tras lo que el acusado huyó del lugar.

   El denunciante, que ha estado representado por el abogado César Murillo, sufrió la pérdida traumática del globo ocular derecho, pérdida auditiva en el oído derecho y múltiples fracturas faciales, así como la fractura de una falange de la mano y un trastorno de estrés postraumático, lesiones que precisaron de 81 días de curación, señala la Sala, que precisa que, con anterioridad a los hechos, el acusado había ingerido alcohol y drogas que afectaban de forma "leve" a sus facultades volitivas e intelectivas.

   El tribunal tiene en cuenta que la víctima ha ofrecido un testimonio "persistente en el tiempo y en sus extremos esenciales" en cuanto a la agresión sufrida,  pues tanto en fase de instrucción como en el juicio dijo que fue golpeado "de buenas a primeras" en la cabeza por alguien a quien no llegó a ver cuando se encontraba en un bar tomando una cerveza y hablando por teléfono. Así, fueron los testigos quienes le indicaron la identidad del agresor.

   El testimonio "se presta en forma firme, coherente y verosímil, y al margen del incidente previo que aquella noche tuvo lugar entre ellos, no constan otras relaciones precedentes de animadversión, pues además la víctima afirmó que sólo se conocían de vista y el acusado llegó a decir que hasta el día de los hechos no conoció al afectado.

CONTRADICCIONES EN LA VERSIÓN DEL ACUSADO

   De su lado, y aunque ofreció una versión diferente de los hechos, el acusado reconoció su enfrentamiento con la víctima aquella tarde-noche y el incidente posterior en el bar, aunque aseguró que fue el denunciante quien se abalanzó sobre él con un palo, por lo que se lo quitó y se defendió.

   No obstante, en fase de instrucción sí reconoció que el bate de béisbol lo llevaba él y no el afectado, aunque en el juicio fue cuestionado por esta contradicción "y no acierta a explicar por qué dijo en aquella inicial declaración lo que después niega, esto es, que el bate lo llevaba él".

   El tribunal considera que toda la prueba practicada, como son estas declaraciones y las de los testigos, "permite estimar acreditado, más allá de cualquier duda razonable, que el día de que se trata y cuando la víctima se encontraba sentado en la terraza de un bar, el acusado le golpeó en la cabeza con un bate de béisbol, provocándole las graves lesiones de que fue asistido".

ATAQUE ALEVOSO

   Así, la prueba "acredita que no se trató en absoluto de un forcejeo entre ambos, sino de un golpe sorpresivo propinado por el acusado", pues además el médico forense destacó en su informe que "todas las lesiones son compatibles con el uso de objeto contundente manejado con violencia y reiteración sobre una persona sin capacidad para evitar o repeler la agresión".

   La Audiencia condena al acusado por un delito de asesinato intentado, y no de lesiones como pedía el fiscal, porque el imputado "actuó con el propósito de acabar con la vida de la persona a la que golpeó", todo ello en una acción cometida de forma alevosa, pues atacó de forma "sorpresiva" al afectado con un instrumento "tan altamente peligroso como lo es un bate de béisbol", golpeándolo en la cabeza sin que la víctima "pudiera en ningún momento representarse la posibilidad de un ataque de tal violencia".

   "El ataque lo fue de forma imprevista, repentina, sorpresiva, inesperada, de 'buenas a primeras', como afirma la víctima, sin mediar en ese justo y precio momento enfrentamiento, palabras o reproches que hubieran podido alertar a la víctima de la acción del acusado y protegerse de ella", lo que justifica la aplicación de la agravante de alevosía.

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