Los personajes que ambos encarnan se enfrentan a la decisión de devolver a Manu, el niño peruano que adoptaron hace un año, ante las dificultades en la convivencia, pero descubrirán que los únicos problemas no están en la actitud del menor.
Para Planell, con una reconocida carrera como guionista y en la dirección de cortos, éste es el salto al largometraje, algo que considera “un paso abismal”.
“Es un poco agotador físicamente el rodaje, aunque éste haya sido de cuatro semanas”, dijo en rueda de prensa el director, que se ha sentido “muy acompañado” en este debut.
Este proyecto comenzó a gestarse hace cuatro años. El largometraje “es un viaje largo y complicado, que requiere una paciencia de santos y no es para ansiosos, al ser una travesía muy forzada en la que no se ve el final ni se sabe el resultado que tendrá”, añadió.
Considera que, bajo el “titular” de unos padres que quieren devolver a su hijo, en realidad La vergüenza es “una película sobre la pareja, que es una aventura muy complicada y apasionante que requiere mucha energía y dedicación”.
A David Planell le atraía además la “dinámica entre el individuo y el Estado” que se establece con las pruebas que deben superar los padres adoptivos para ser declarados aptos.
“A los padres biológicos nadie les pide cuentas de nada”, afirmó Planell, que cree que era “muy interesante dramáticamente” este aspecto en el que la película adopta “una estructura casi de comedia, en la que los padres ven que les vigilan y deben hacer el paripé para estar a la altura”.
El hecho de que toda la película se desarrolle en una sola mañana sitúa a los personajes “ante una sucesión de dilemas para que se vayan mojando, porque cuando no hay tiempo, la elección es muy vinculante”.
Por su parte, Alberto San Juan cree que es una película “de acción trepidante, pero emocional, y su grandeza está en la historia, que habla de algo que importa mucho y que puede ayudar a hacer preguntas para aprender a convivir mejor”.
Natalia Mateo ha elogiado la “habilidad” de Planell al trabajar con los actores, porque “no escribe personajes a medida, pero sí busca actores a medida, y los personajes están compuestos y tienen sentido y vida”.
En este duodécimo Festival de Cine Español de Málaga, que se prolongará hasta el 25 de este mes de abril, se entregará el Premio Málaga al actor Juan Diego; el Premio Ricardo Franco al maquillador Gregorio Ros, y el Premio Eloy de la Iglesia al director Nacho Vigalondo.