Sufrido triunfo del Betis en el Villamarín por la mínima, gracias a una genialidad de Rubén Castro, quien recibió las loas del beticismo presente y que propició el gol de Rennella en la segunda mitad que deja a los verdiblancos a cinco puntos del ascenso directo a Primera. Lugo, es la siguiente estación que deberán visitar los béticos.
Alineación inicial con cambio de sistema incluido, pues en esta ocasión, Merino apostó por el 4-4-2, con Rennella y Rubén Castro como futbolistas más adelantados y sin Lorenzo Reyes y Dani Ceballos, dos de los habituales.
Por enésima vez durante la temporada, el equipo visitante, en este caso el Mallorca, se hizo con las riendas del partido por medio de la posesión, mientras que el Betis, perdido en muchas fases de la primera mitad, se encomendaba al olfato de su máximo artillero, quien veía pasar la pelota por delante suya, sin la posibilidad de crear una oportunidad de gol en sus botas ante la flagrante falta de fútbol del conjunto verdiblanco y el ínfimo nivel que mostraron algunos jugadores a los que les pesa la elástica de las trece barras.
El peligro, que brilló por su ausencia con el devenir de los minutos, únicamente se llevó a efecto con la connivencia de los errores en la entrega que los propios futbolistas béticos otorgaban al rival.
Tablas sin que el luminoso del Villamarín se estrenara y sensaciones preocupantes en el bloque de Heliópolis, a la altura de las que en su día, el grupo dirigido por Velázquez, dejaba tras cada choque.
En la segunda mitad, Merino introducía a Dani Ceballos sacando del once titular a un desacertado Cejudo. La mejoría no se hizo esperar y la movilidad del canterano surtió de mayor capacidad de juego al equipo.
Y así llegaría el tanto, el de Rennella, tras la jugada individual de Rubén Castro; que recortaría en el área de manera magistral, disparaba con mucha intención originando un rechace, que era remachado por el franco-italiano, alojando la pelota en las mallas sin oposición en el minuto 9 de la segunda parte.
No obstante, la alegría de la grada verdiblanca caminaba en paralelo con el temor a que una de las incisivas internadas de Asensio; la auténtica amenaza de los baleares, culminara en contra de los intereses del Betis.
Adán y seguidamente Jordi Figueras, salvaron al cuadro verdiblanco del tanto del empate. Triunfo trabajado y tres puntos, que no se escaparon.