La feria de los encuentros

Lo escribo porque creo que merece la pena que quede reflejado en negro sobre blanco. Sucedió en la caseta 113, la de la salesiana Hermandad de La Redención, donde la media está a 4 euros y los precios en general son de los mejores del real. Entró un profesor del Lora Tamayo y dijo estar esperando a unos compañeros que salieron hace 25 años en una de las promociones de los actuales Grados Superiores. “Nos juntamos dos veces por año y una, indefectiblemente, es en Feria. Somos una veintena aunque al final coincidimos diez o doce, ya que cada uno tiene su trabajo, pero los veintitantos mantenemos el contacto y nos vemos cada vez que podemos”. Un ejemplo de amistad y un ejemplo de lo que la Feria sirve para unir voluntades, para ratificar amistades e, incluso, para trenzar nuevas conversaciones con alguien a quien es la primera vez que ves. No ocurría así con los antiguos alumnos salesianos que se citaron para el año que viene gracias a la instantánea de Don Ruperto, el nonagenario salesiano por cuyas manos educativas han pasado miles de jerezanos desde hace cerca de cincuenta años. Don Ruperto, con su cámara siempre en ristre, inmortalizó el momento poco antes de que los ex alumnos diesen buena cuenta de sus raciones de huevos a la redención, una especialidad de Carmen, la cocinera.